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Con Jair Krischke
Bolsonaro a las puertas de la cárcel

De dóberman a cachorrito

El ex jefe de Estado de Brasil Jair Bolsonaro “sabe que va a ir preso y está adaptando su discurso”, dijo a La Rel el presidente del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Brasil y asesor de la Rel UITA Jair Krischke.

Daniel Gatti

27 | 2 | 2024


Jair Krischke | Foto: Gerardo Iglesias

“Ya no es aquel perro dóberman que trataba de meter miedo a la justicia, que amenazaba con no cumplir las sentencias judiciales. Ahora quiere pasar por un cachorrito para damas de alta sociedad y perdió el tono desafiante”, afirmó Jair.

“Está cercado, y el presidente del Superior Tribunal de Justicia (STJ), la corte suprema brasileña, Alexandre de Moraes, está decidido a cocinarlo a fuego lento, con paciencia. Él lo sabe”.

A Bolsonaro la justicia lo acusa de estar detrás de una organización criminal que intentó impedir que Luis Inácio Lula da Silva asumiera la presidencia tras su estrecha victoria electoral de 2022 y de estar detrás de la asonada del 8 de enero de 2023 en Brasilia.

Ya ha debido asistir a seis citaciones, la última la semana pasada en locales de la Policía Federal, donde permaneció unos pocos minutos y se negó a declarar. Lo mismo hicieron otros ex militares acusados en la misma causa.

Por orden del STJ, a Bolsonaro se le retiró el pasaporte.

La foto de un hombre que tiembla

El domingo pasado el ex presidente organizó una demostración de fuerza convocando una manifestación de apoyo en la avenida Paulista, la principal de Sao Paulo.

“Fue mucha gente, sin dudas”, admite Krischke. No ha habido una evaluación oficial de la asistencia, pero los medios de prensa hablan de “varias decenas de miles de personas”, algunos hasta de 150.000.

A diferencia de otros actos públicos, en los que aparecía envalentonado, en éste se mostró a la defensiva y utilizó la mayor parte de su discurso para intentar demostrar que nunca fue golpista y que lo del 8 de enero de hace un año solo fue una manifestación de protesta.

“Los golpes se hacen con tanques y allí no hubo tanques”, dijo Bolsonaro en su mitin paulista. “Me acusan de golpe. ¿Un golpe apelando a la Constitución? Busco la pacificación para borrar el pasado”.

“Ahora quiere mostrarse como alguien razonable, cuando hay enormidad de pruebas contra él, documentos, conversaciones, declaraciones que demuestran que quiso derrocar al gobierno”, señaló Jair.

Fue la foto de un Bolsonaro que tiembla porque es consciente de lo que le espera”.

El ex presidente también reclamó una amnistía para las personas detenidas tras el 8 de enero de 2023, entre los cuales hay ex militares y policías. “Defiende a los suyos, eso sí”, comentó Krischke, “pero demostró en ese reclamo sus vínculos con esa asonada”.

Bolsonarismo resistente

Si hay algo que logró el ex sargento del Ejército brasileño en Sao Paulo la semana pasada fue exhibir su poder de convocatoria popular.

“Es cierto que lo tiene”, subrayó Krischke. “Asusta un poco haber visto tanta gente en Sao Paulo. Los sondeos dicen que el bolsonarismo mantiene un apoyo del 25 por ciento del electorado. Es mucho. Puede haber un bolsonarismo sin Bolsonaro”.

“Daba un poco de miedo también ver el fanatismo de esa gente, sus referencias religiosas. Se habló mucho de Dios, de destinos manifiestos, de voluntades divinas. Y de patria y de familia”.

Uno de los organizadores del acto fue Silas Malafaia, un rico pastor neopentecostal que según medios de prensa arcó con los gastos del acto y que se refirió a Bolsonaro como “víctima de la mayor persecución política en la historia de Brasil”.

Entre los oradores estuvo Michelle, la esposa del ex presidente y pastora evangélica ella también.

“Ha complacido al Señor ponernos al frente de la nación. Quiera Dios ponernos al frente de la Presidencia de la República. El Señor ama la verdad y odia la iniquidad”, gritó la señora desde una plataforma levantada en el techo de un ómnibus.

Y luego: “Amamos a Israel, en nombre de Jesús, amén. Nos bendecimos, bendecimos a Israel”.

Allá lejos, el lobo, lobo es

Mientras su padre hablaba en Sao Paulo, su hijo políticamente más activo, el diputado federal Eduardo Bolsonaro, asistía en Washington a la mayor conferencia mundial anual de organizaciones conservadoras, la CPAC.

En esa fiesta de la ultraderecha internacional, donde estuvieron también el ex presidente de Estados Unidos Donald Trump, el presidente argentino Javier Milei, su par salvadoreño Nayib Bukele, el español Santiago Abascal, Eduardinho logró que se emitiera una declaración de respaldo a su padre y de condena al “Estado policial de Lula”.

Allí suelen mostrarse como lo que son: dóberman y no cachorritos, lobos y no corderos.