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Brasil recibe masivamente agrotóxicos prohibidos en Europa

El trastero del mundo

Agrotóxicos prohibidos en la Unión Europea, entre otras cosas por ser responsables de la muerte de millones de abejas, fueron exportados masivamente hacia Brasil con autorización de la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA).

Daniel Gatti


Foto: Gerardo Iglesias

Se trata de productos elaborados en base a tres neonicotinoides (tiametoxam, imidacloprido y clotianidina), producidos por las transnacionales Syngenta y Bayer.

Según una investigación de la asociación suiza Public Eye y de Unearthed, brazo periodístico de Greenpeace, publicada el 18 de noviembre por Agencia Pública y Reporter de Brasil, el gigante sudamericano fue, entre setiembre y diciembre de 2020, el destino del 58 por ciento de las más de 3.800 toneladas de esos agrotóxicos exportadas desde Europa.

Los neonicotinoides presentes en los productos exportados fueron prohibidos en la Unión Europea en 2018 para su empleo en los países de la región.

Comenzaron a ser utilizados en la década de 1990 y están en la base de los insecticidas más empleados en todo el mundo. Investigaciones independientes establecieron que dañan mortalmente el sistema nervioso central de insectos como las abejas.

Desde setiembre del año pasado las empresas que los fabrican deben notificar a la ECHA sus ventas de pesticidas con esos principios activos.

Ese registro, dice Agencia Pública, fue “un paso adelante” pero debía ser complementado con la prohibición de exportar desde Europa productos como estos, de probada toxicidad.

Acá no, allá sí

En octubre de 2020 la Comisión Europea se comprometió a hacerlo, pero aún no lo ha concretado.

Además de Brasil, los pesticidas en cuestión fueron exportados a otros 59 países, entre ellos Argentina, Rusia, Ucrania, Singapur, Mali, Ghana, Sudáfrica.

Bélgica, Francia y Alemania son los principales países productores de estos agrotóxicos, seguidos de España, Grecia, Reino Unido, Dinamarca, Austria y Hungría.

El más vendido, Engeo, producido por Syngenta en Bélgica, contiene una mezcla de tiametoxam y cialotrina, dos de los neonicotinoides que en Brasil se ha comprobado que están en el origen de la muerte, entre diciembre de 2018 y febrero de 2019, de al menos 500 millones de abejas en cuatro estados, según denunciaron en la época Reporter y Agencia Pública.

En 2018, una investigación conjunta de la Universidad Federal de São Carlos y la Universidad Estadual Paulista determinó que 67 por ciento de las muertes de abejas en el estado de Sao Paulo, donde se concentra el 10 por ciento de la producción brasileña de miel, se debió a la mala utilización de insecticidas.

Responsable

Lo curioso del caso es que en 2012 el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA) prohibió la fumigación aérea de productos que contienen los tres principios activos cuestionados, así como de pirazol.

Pero luego dio marcha atrás y liberó provisoriamente su aplicación en cultivos de algodón, arroz, caña de azúcar, soja y trigo, mientras, dijo, se realizaban estudios concluyentes sobre sus efectos en el medio ambiente. Los estudios nunca han tenido lugar.

En agosto pasado, el Ministerio Público Federal inició una acción judicial contra el IBAMA para que prohíba efectivamente las fumigaciones con esos pesticidas.

Matheus Baraldi Magnani, el fiscal que promovió la iniciativa, consideró al IBAMA responsable, por su omisión, de la mortandad de abejas, un fenómeno “extremadamente grave, subdimensionado y silencioso” que tiene consecuencias no sólo ambientales sino también sobre la soberanía alimentaria del país, según dijo.

Con su falta de actuación, el instituto estatal avaló en los hechos el uso de los agrotóxicos, afirmó Baraldi, y ha sido en los hechos tan criminal como las empresas que producen estos venenos, así como los organismos estatales extranjeros que, conociendo su nocividad, permiten que se los exporte.