Foto: SINDAVES“El seminario fue muy bueno, en especial por el nivel de los expositores”, dijo Sergio Bolzan, vicepresidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria Cárnica y de Aves (SINDAVES) de Sidrolândia, que representa a trabajadores y trabajadoras de JBS.
“Contamos con la participación del procurador Sandro Sardá, el Dr. Roberto Ruiz, Gerardo Iglesias de la UITA y profesores de la Universidad Federal de Santa Catarina. También se sumaron dirigentes de la Contac, Cnta y federaciones de Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul; además registramos el acompañamiento de más de 100 personas”, agregó.
El dirigente informó que el debate final fue productivo pues se delinearon estrategias para la defensa de la NR36, norma que regula el sector y que el gobierno pretende precarizar.
“Rechazamos de plano una modificación de esta norma, sobre todo en lo referente a las pausas, porque consideramos que es un aspecto fundamental para garantizar un mínimo en salud y seguridad para los trabajadores y las trabajadoras del sector”, señaló.
Con relación a la unidad de JBS en Sidrolândia, Sergio denunció que la empresa no está cumpliendo con los requerimientos básicos internacionales para prevenir enfermedades asociadas a un ritmo laboral que impone movimientos repetitivos.
“En la unidad de Sidrolândia no se respeta lo estipulado por el método OCRA* para el colgado de pollos en las norias, que establece un máximo de 13 unidades por minuto. Acá los trabajadores están colgando 22 pollos por minuto y faenando 205.000 pollos por día”, subraya.
Sergio anunció que ya fueron realizadas las denuncias correspondientes ante el Ministerio Público de Trabajo (MPT), que ha citado a la empresa para un Término de Ajuste de Conducta (TAC).
“Lo único malo de este seminario fue que habíamos invitado a JBS pero no vino ningún representante, lo que nos da la pauta de que la compañía no tiene intención de dialogar ni de escuchar a los trabajadores”, lamentó.
El frigorífico de SEARA/JBS, anteriormente SEARA/Cargill, tiene un triste historial de sordera a los reclamos de sus trabajadores y también a la legislación laboral.
En marzo de 2007 el trabajador Marco Antonio Pedro, indígena de la tribu Terena, falleció luego de caer de una de las máquinas de procesamiento de pollos (chiler) por falta de elementos de protección.
“En ese momento, la compañía, denunciada ante la justicia por el SINDAVES no solo negó indemnización a la familia del trabajador, sino que además dijo que Marco Antonio se había suicidado aprovechándose del hecho que había una ola de suicidios de indígenas en la región”, recuerda Sergio.
Los accidentes fatales en la industria frigorífica de Brasil son lamentablemente frecuentes.
Aprobada en 2013, luego de una lucha de 15 años del movimiento sindical, la NR36 redujo considerablemente lesiones, amputaciones y accidentes fatales en el sector.
La norma fija requisitos mínimos para la evaluación, control y seguimiento de los riesgos existentes en las actividades que se llevan a cabo en la industria de faena y procesamiento de carne, con el fin de garantizar la seguridad, la salud y la calidad de vida.
El gobierno de Jair Bolsonaro pretende ahora flexibilizar su contenido para favorecer a malos empresarios que anteponen el lucro a la salud y hasta a la vida de los trabajadores, como fue el emblemático caso de Cargill, hoy JBS.
“Sería un retroceso enorme que se modifique la NR36, por eso la vamos a defender con uñas y dientes”, finalizó.
*OCRA permite valorar el riesgo asociado al trabajo repetitivo. El método mide el nivel de riesgo en función de la probabilidad de aparición de trastornos músculo-esqueléticos en un determinado tiempo, centrándose en la valoración del riesgo en los miembros superiores del cuerpo.
