MUJER

“Ellas solo quieren estudiar”

Discriminación de género en las escuelas rurales

Con Janett Palomino Villaseca
“Ellas solo quieren estudiar”
Discriminación de género en las escuelas rurales
Huir de casa, saltar la valla del trabajo doméstico y superar la discriminación en las aulas: todo eso y mucho más deben hacer las niñas que viven en las zonas rurales de Perú para poder hacer realidad su derecho a la educación.
Las historias de Marita, Samanda, Sofía y otras niñas están reunidas en el volumen “Aprendiendo en la escuela a relacionarnos con igualdad y equidad”, editado por el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán como resultado de un concurso de cuentos entre maestros y maestras rurales impulsado con el proyecto “Mujeres rurales peruanas, promoviendo el desarrollo local con equidad de género en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio”.
 
La Rel conversó con Janett Palomino Villaseca, autora de “Yo solo quiero estudiar”, relato ganador del concurso, con 22 años de docencia en la institución educativa Víctor Raúl Haya de la Torre del caserío Fátima, ubicado en el distrito Chulucanas de la región costera de Piura, 975 kilómetros al norte de Lima.
 
-¿Qué significó para ti participar en un concurso de cuentos por una educación no sexista?
-Algomuy motivador y satisfactorio. Primero porque me permite hacer algo que me gusta mucho, que es escribir, y segundo porque he podido mostrar a través de la creación literaria algunos aspectos de la desigualdad que todavía persiste en las zonas rurales en relación a la educación de las niñas.
 
-¿Cuáles son las situaciones más frecuentes?
-En muchos hogares existe la mentalidad de que se debe educar solo al hombrecito porque se considera que el lugar de las niñas es el hogar y que sus responsabilidades son cocinar, limpiar, lavar y atender a los demás.
 
Eso es algo que toda la sociedad debe contribuir a erradicar porque mujeres y hombres somos iguales y tenemos el mismo derecho a la educación y al desarrollo.
 
-¿Es lo que se plasma en tu relato con la historia de la niña Sofía?
-Esa es una historia de resistencia y perseverancia. Sofía llega al colegio a insistencia de su madre, que defiende el derecho a estudiar de su hija ante la negativa del padre, para quien esas son cosas de hombres.
 
Ya en la escuela, sufre la burla de sus compañeros -todos hombres, ella es la única niña- y de su profesor, quien primero se sorprende por su presencia y luego se alegra porque para él significa la solución a las tareas de limpieza y orden del salón de clases.
 
Sofía sufre pero persevera, y finalmente logra imponer lo que repetía en todo momento (“yo solo quiero estudiar”), y se gana el respeto y reconocimiento de todos.
 
-¿Y qué crees que se puede hacer desde la escuela frente a estas discriminaciones?
Como maestras tenemos el desafío de contribuir a elevar la autoestima de las niñas, sensibilizarlas sobre sus derechos y que sepan defenderlos ante quienes intenten atropellarlos. Y también con las mamás y papás, para que eduquen en igualdad a sus hijos e hijas.
 
-¿Educar en igualdad es también un desafío para maestras y maestros?
-Sí, y nos toca asumirlo con responsabilidad. El concurso de cuentos nos ha permitido a mí y a mis colegas reflexionar sobre el tipo de educación que estamos impartiendo, sobre nuestras prácticas docentes y revisarlas para ir superando los rezagos machistas y aportar a relaciones de equidad entre niñas y niños, entre hombres y mujeres.
 
-¿Crees que desde la creación literaria se puede mostrar aspectos críticos de la realidad?
-Estoy convencida de eso. Y voy a replicar la experiencia del concurso entre mis estudiantes, para de una forma creativa ir cuestionando las discriminaciones de género en el aula, en la casa y en los diferentes espacios donde nos desenvolvemos, pero desde su propia mirada.
 
El libro fue presentado en la 18 Feria Internacional del Libro de Lima por las escritoras Mariella Sala y Gaby Cevasco, quienes destacaron los méritos literarios de Janett Villaseca y la importancia de la publicación, al ser una ventana privilegiada a la realidad de las niñas rurales peruanas.
  
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 Foto: Julia Vicuña Yacarine (archivo)