SINDICATOS | XV Conferencia Regional de la UITA

Ampliar el espectro para aumentar la lucha

Hay en América Latina un número cada vez mayor de trabajadoras y trabajadores desocupados y marginados, lo que plantea la necesidad de incorporar a las estructuras de la organización a otros movimientos sociales y a los informales, dijo en la XV Conferencia Regional de la UITA el argentino Héctor Morcillo, secretario adjunto de la Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (FTIA).
Las transnacionales han privilegiado mantener precios altos a costas de la producción, y quienes sufren estos procesos de ajustes son los trabajadores y las trabajadoras.

No les importa vender menos porque igual ganan, los que pierden siempre son los trabajadores y en Argentina estamos viendo signos alarmantes en nuestra industria, donde este modelo económico va instaurando algunas variables que enfrían la economía y por consiguiente bajan el consumo.

Tenemos empresas que nos han planteado que el nivel de demanda de sus productos ha caído entre 30 y 40 por ciento.

Quiere decir que en pocos meses más tendremos suspensiones y despidos de trabajadores y es por esa razón que como organización nos mantenemos en la consigna de defender a rajatabla los puestos de trabajo y que no sean los trabajadores, hombres y mujeres, los que paguen siempre.

Un modelo que privilegia a los más ricos
Un gobierno que lo respalda
Un gobierno cuyos principales ministros son los CEO de las empresas transnacionales, como es el caso del ministro de Energía, que era el director de Shell en Argentina, es poco probable que asuma solidariamente la realidad de los trabajadores porque su objetivo se centra en maximizar las ganancias de la empresa a la que representa.

Este modelo que promueve mayores privilegios a los que más tienen, que agranda las brechas sociales incrementando el trabajo precario, que flexibiliza cada vez más las condiciones laborales, tiene que ver con esta ola conservadora y neoliberal, que no es apenas un proceso local sino que se extiende peligrosamente por el mundo.

Siendo un acérrimo defensor de la democracia porque sufrí los atropellos de la dictadura, debo reconocer que ésta no supo tampoco resolver de la mejor manera los conflictos entre el capital y el trabajo.
Al contrario, cada vez se profundiza y se agudiza más la diferencia entre ricos y pobres.

No digo nada nuevo, pero lo expreso porque considero importante para plantearnos como Regional un desafío muy importante: redoblar la apuesta al trabajo que se viene desarrollando en la región a través de nuestra organización.

Unidad, organización y solidaridad
Redoblar la apuesta
Apostamos a organizarnos más para la resistencia, para la acción, para estar aún más presentes solidariamente. Se me ocurre que a Ecuador y a Honduras tenemos que ir pronto.

La unidad –como dice Norberto Latorre– tiene que expresarse en acciones concretas, como esta XV Conferencia.

Sin dudas también las federaciones latinoamericanas de la Rel-UITA plantean un gran desafío. Crearlas ha sido una de las decisiones más acertadas que ha tenido esta conducción de la Regional porque nos ha permitido, en el caso de los trabajadores y las trabajadoras de algunas transnacionales, conocernos mejor, intercambiar información y solidaridad.

En Arcor, en Brasil, Argentina y Chile nos hemos interiorizado de la realidad de cada uno, y estamos atentos y comprometidos con el caso de los compañeros de Perú, que se enfrentan a una legislación laboral que no les permite avanzar en la defensa de sus derechos, etcétera.

El desafío es este: organización, unidad, compromiso y lucha, pero todo esto en el marco que plantea la realidad.

En Argentina, en la CGT regional Córdoba creamos una Secretaría de la Economía Popular con el objetivo de reunir a trabajadores que no estaban organizados por diferentes circunstancias. Ahora lo están, y participan de las movilizaciones obreras en esa provincia.

Como esta organización, surgirán otras y la idea es integrarlas a la lucha de los trabajadores.

Este mismo modelo económico de los años 1990, que flexibilizó las condiciones laborales, que privatizó a mansalva las empresas del Estado, que privilegió sin tapujos a los que más poseen, se está repitiendo en Argentina.

Fundamentalmente con una herramienta que nos preocupa muchísimo: el endeudamiento externo.

En estos pocos meses de gobierno de Mauricio Macri la deuda externa aumentó en 45.000 millones de dólares. Paradójicamente algunos gobernantes confiesan estar tomando créditos para pagar sueldos públicos y no para invertir.

Las trabajadoras y trabajadores argentinos tenemos la triste experiencia de la década de los noventa, que nos enseñó que cuando hay endeudamiento externo, las generaciones siguientes son las que pagan los platos rotos.

Ante esto, el desafío es enfrentar este modelo económico más allá de quién lo proponga. Tenemos que estar organizados, unidos y solidarios.

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