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Con Germán González

Al ritmo de la derecha

El sector rural es uno de los más prolíficos en cuanto a rentabilidad y es la base de la economía del país. A principios de este año, un grupo de terratenientes y productores se autoconvocaron a través de las redes sociales y comenzaron una serie de protestas contra el costo del Estado, reivindicando ajustes del precio de combustibles y energía eléctrica, entre otras cosas. Eso sí, todo esto desde sus onerosas camionetas 4x4 que coparon en un par de oportunidades las rutas nacionales.

La última medida de este colectivo, del cual forman parte las gremiales patronales del sector rural, fue retirarse de las negociaciones tripartitas, en defensa de sus intereses de clase.

Germán González, secretario general de la Unión de Trabajadores Rurales y Agroindustriales del Sur del País (UTRASURPA), señaló que la falta de voluntad de la patronal viene retrasando algunos acuerdos en los Consejos de Salarios.

“Creemos que al ser este un año preelectoral y al ritmo de los avances de políticas de cuño neoliberal en la región, la patronal del sector rural se niega a negociar mejoras para los trabajadores y trabajadoras en esta instancia. Tienen la esperanza de que ellos puedan acceder al poder en las próximas elecciones”, señaló.

González informó que los sectores más conflictivos son el lácteo, el arrocero y algunas empresas citrícolas y avícolas.

“La patronal del sector lechero y ganadero se retiró de las negociaciones colectivas, los productores de arroz proponen cero por ciento de aumento salarial para sus trabajadores, lo que equivale a no negociar, y en el citrus no ha habido ningún tipo de avances”, reseñó.

En algunas empresas del sector citrícola y avícola donde la UTRASURPA tiene base sindical, los trabajadores y trabajadoras no han cobrado el aguinaldo y además se les adeuda salarios.

“Lo de los productores arroceros es casi surreal. Hace unos meses, tal como unos señores feudales, nos prendieron fuego un campamento de trabajadores que reivindicaba mejores condiciones laborales, y ahora presentaron con total desfachatez una propuesta, en papel, de incremento cero. Un sector de producción que recibe subsidios del Estado”.

Áreas que avanzan

“Actualmente estamos firmando acuerdos muy positivos en el rubro avícola, donde se superó lo pautado por el Poder Ejecutivo, llegando a un 9,5 por ciento de aumento para los salarios más sumergidos, al margen de casos puntuales”, informó.

En el sector hortifrtícola está trancada la firma del acuerdo debido a que la empresa Migranja SA se niega a cumplir con un dictamen judicial para el reintegro de dos trabajadores sindicalizados a los que despidió en una clara postura antisindical.

Migranja es el palo en la rueda para que se defina el Consejo de Salario del grupo de las empresas hortifrutícolas. La postura intransigente de la compañía ha llevado a que el sindicato tome esta medida. Si no fuera por eso también ya habríamos firmado en este grupo”, destacó.

La embestida de la derecha a los derechos

Para González la postura de las gremiales patronales tiene un claro cometido: desestabilizar al gobierno y desprestigiar a las organizaciones sindicales.

“Hay un avance de la derecha neoliberal en la región que impacta directamente en sus pares acá en Uruguay, donde se busca un retroceso de las políticas implementadas por los gobiernos progresistas (no de izquierda), que favorecieron mucho a la clase obrera”.

La reforma laboral en Brasil fue el ejemplo que usó González para mencionar los retrocesos que se han producido en la región.

“En Uruguay la embestida de la derecha se extiende peligrosamente hacia derechos sociales adquiridos, como la ley de legalización del aborto, el matrimonio igualitario y más recientemente la ley que defiende los derechos de las personas trans.

Todo esto de la mano de una bancada evangelista que viene creciendo en los últimos años”, reflexionó.

La semana pasada, en un programa de televisión un dirigente de la Asociación Rural del Uruguay (gremio patronal) manifestó explícitamente que así como los trabajadores defienden sus derechos de clase, ellos están defendiendo los suyos.

“Están defendiendo sus derechos a seguir explotando en pos de incrementar sus ganancias. En Uruguay todavía hay sectores que obligan al personal doméstico a usar un ascensor de servicio o la escalera, que pretenden que no se mezcle la servidumbre con los patrones.

Una buena analogía para la lucha de clases”, concluyó.