
-Comencé mi disertación justamente diciendo que este evento reforzaba un convencimiento: que Colombia tiene arreglo.
Este encuentro reunió a miles de trabajadores corteros de caña; a sus sindicatos departamentales y delegados de las tres principales centrales de trabajadores del país.
Estaban también los grandes empresarios del sector nucleados en ASOCAÑA y FEDEPANELA, la organización de los paneleros, muy vinculados al sector azucarero.
Había igualmente líderes de varios otros sectores y organizaciones, representantes del Congreso como el presidente del Senado, el oficialista senador Carlos Motoa.
Un evento que logra reunir un espectro tan amplio sobre un tema como la defensa del sector azucarero y panelero nos dice que en Colombia podemos llegar a constituir grandes alianzas en defensa de la producción nacional, del trabajo y de su soberanía, que es en definitiva lo que necesita el país para resolver sus problemas.
-Hace un tiempo este tipo de encuentros eran impensables…
-Sí, porque la crisis no había empujado hacia ese lugar y segundo porque los empresarios vallecaucanos del azúcar hace algunos años dieron un paso importante al entender que la única manera de relacionarse civilizadamente con sus trabajadores es mediante las organizaciones sindicales.
Y también es verdad que se trata de una vertiente del sindicalismo que si bien entiende que los trabajadores y los empresarios tienen diferencias, también tienen cosas en común.
Pensamos que las empresas puedan mantenerse, producir y generar riqueza. Y este es precisamente uno de los aspectos que está siendo más atacado en estos tiempos de libre comercio, con los TLC y más recientemente con el TPP, un nuevo convenio de libre comercio con países del Pacífico que será una nueva colonización para nosotros pero también para los empresarios.


