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36º Premio Derechos Humanos de Periodismo

Todo está guardado en la memoria

El libro “Wilson, Bitácoras de una lucha”, que recuerda las peripecias vividas por el político uruguayo Wilson Ferreira Aldunate, recibió el martes 10, de manera compartida con otro trabajo, el primer premio en la categoría gran reportaje (libro) otorgado por el Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Porto Alegre (MJDH) y la Orden de Abogados de Brasil (OAB) regional sur.

Publicado por la editorial uruguaya Fin de Siglo y de autoría de Juan Raúl Ferreira y Luis Vignolo, el libro “arroja luz sobre los años de plomo en Uruguay y sobre cómo Wilson Ferreira Aldunate fue perseguido y casi asesinado por escuadrones del Plan Cóndor cuando estuvo exiliado en Argentina”, dijo en la ceremonia Jair Krischke, presidente del MJDH.

“Luego de la disolución del Parlamento, en junio de 1973, Wilson se evadió junto a su hijo Juan Raúl y buscó refugio en Argentina, pero eso no hizo que cesara la persecución”, recuerda la reseña del libro leída por el abogado Roque Reckziegel de la OAB/RS.

En 1976 –continúa– el presidente de la Cámara de Representantes de Uruguay Héctor Gutiérrez Ruiz y el senador Zelmar Michelini fueron asesinados en Argentina, mientras Ferreira y su hijo providencialmente lograron refugio y asilo en la embajada de Austria en Buenos Aires, hecho que salvó sus vidas.

Esto y mucho más es contado en este libro que constituye un fantástico dossier pleno de imágenes y documentos que evocan un triste pedazo de la historia del paisito”, señaló Reckziegel.

Cuando tomó la palabra Luis Vignolo agradeció en la ceremonia tanto a Krischke y a las instituciones organizadoras del premio como al expresidente de Uruguay José Mujica, que impulsó el libro, y a la historiadora argentina Mary Mansilla cuya colaboración evaluó como fundamental.

“Esperamos que este trabajo sea una primera etapa de una investigación que continuará para dar lugar a un gran archivo no solo sobre la peripecia de Wilson Ferreira sino sobre la totalidad del exilio uruguayo y el conjunto de las luchas por los derechos humanos en nuestra América Latina”, dijo.

Juan Raúl Ferreira, no es solo el coautor de la obra premiada sino que es uno de los protagonistas de la historia que en ella se narra”, señaló Vignolo para dar entrada a Juan Raúl.

Desde la emoción

“Muchas gracias a todos y a todas, si el jurado fuera uruguayo estoy seguro que no me ofrecerían la palabra porque saben que me cuesta mucho ser breve. (risas). La única garantía es que me embarga una profunda emoción”, dijo un Juan Raúl visiblemente conmovido.

“Muy joven, con 23 años, mataron a dos de mis amigos más entrañables, y junto a ellos murieron otros dos compatriotas. Mi padre y yo nos asilamos, quisimos que fuera con nosotros el expresidente de Bolivia Juan José Torres y él no aceptó”.

Torres fue asesinado luego en Buenos Aires.

“Cuando llegamos a Europa lo primero que nos enteramos fue que su cuerpo había aparecido acribillado debajo de un puente. Pocos meses después, el excanciller chileno Orlando Letelier, con quien yo iba a trabajar, fue asesinado en plena capital de Estados Unidos, donde yo me había exiliado”, destacó Juan Raúl.

“¿Por qué señalo esto? Porque yo llegué a creer que tuve una juventud muy triste y gente como Jair me enseñó –cuando ahora peino algunas canas– que he tenido una vida privilegiada, no por el dolor del cual no estuvo ajena sino por la lucha que la presidió.

En este libro la vida que contamos es la de mi padre, y gracias a un excelente académico del nivel de Luis (Vignolo) pude abstraerme de mis afectos y realizar una exhaustiva investigación durante tres años para que el libro fuera un testimonio histórico y no un libro de afectos”, acotó.

Juan Raúl agradeció especialmente a Krischke a quien se refirió, en palabras de Brecht como un imprescindible de aquellos que luchan toda vida.

“Además es uno de los personajes que aparece en la narrativa porque nos ayudó mucho en aquellos años y contribuyó a que encontráramos documentos clave que figuran en el libro, en especial materiales de inteligencia que intercambiaban las dictaduras de Uruguay y Brasil”, culminó Ferreira.


En Porto Alegre, Gerardo Iglesias