Días tras día, la lucha asume un carácter de insurrección contra un gobierno y una clase política devastada por los casos de corrupción, narcotráfico, la venta de los bienes comunes y la privatización de los servicios básicos.
La Plataforma por la defensa de la salud y la educación exige la inmediata derogación de la Ley de Reestructuración y Transformación del Sistema Nacional de Salud y Educación, así como de los decretos ejecutivos (PCM) que declaran el estado de emergencia en ambos sectores y que crean comisiones especiales para su transformación.
En la noche de ayer domingo, el Gobierno derogó los decretos ejecutivos y firmó dos nuevos PCM, abriendo dos mesas de trabajo con el apoyo de pseudodirigentes del sector Salud y Educación, que además de no tener mandato para firmar documento alguno, no cuentan con la autorización ni el respaldo de las bases que se han movilizado durante más de 40 días.
“Nos parece un nuevo engaño. Las protestas van a continuar hasta no conocer el contenido de los nuevos decretos”, dijo la doctora Suyapa Figueroa, directora del Colegio Médico de Honduras.
Por otro lado, fuentes diversas consideran que el “ataque” a la embajada, sospechosamente dejada sin ninguna protección policial durante una de las jornadas más tensas de las últimas semanas, podría ser un “falso positivo”.
El objetivo sería criminalizar la protesta y fortalecer a un tambaleante gobierno de Hernández.
En lugar de condenar la brutal represión contra la población y la pérdida de vidas inocentes, la embajada prefirió difundir un comunicado donde, además de condenar la violencia contra la sede diplomática, reafirma su “fuerte relación con el gobierno de Honduras”.
Estudiantes, movimientos indígenas, campesinos y obreros se han articulado con la Plataforma y acompañan la defensa de la salud y la educación públicas.
A diez años del golpe de Estado, quizás estamos presenciando un nuevo despertar que representa lo más innovador e interesante de esa lucha que trasciende lo gremial.
Hasta los partidos políticos de oposición han tenido que respetar la autonomía de este movimiento espontáneo. Sin ocultar su simpatía e invitando a sus simpatizantes a apoyar la protesta, no han interferido en las dinámicas internas de la Plataforma, ni en sus estrategias de lucha.
«Aquí hay personas que simpatizan con varios partidos, incluso con el partido de gobierno. Pero nuestra lucha va mucho más allá“, concluyó la directora.