Resultado de un concurso público convocado por Crysol, asociación que nuclea a antiguos detenidos políticos, y diversos ministerios, el memorial rinde especial tributo a los presos que murieron en esa cárcel a consecuencia de las torturas recibidas, y a los familiares de los detenidos, que debían atravesar un largo camino de tierra desde la ruta en que los dejaba el transporte público para poder llegar a ver por un breve tiempo a sus seres queridos.
Los arquitectos ganadores del concurso, Raquel Leitreger y Javier Olascoaga, hijos ambos de presos políticos que estuvieron recluidos en ese penal, diseñaron el sitio, levantado en un cruce de rutas, como un lugar abierto a la percepción de todos, con el doble sentido de recordar y de clamar Nunca Más.