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8M

“Seguimos luchando por la igualdad”

El 15 de marzo el Sindicato de Trabajadores de la Alimentación de Marília (STIAM), organizó un conversatorio online en el marco de las celebraciones del Día Internacional de la Mujer.

Amalia Antúnez

20 | 3 | 2024


Mural | Dercein | Ciudad Montevideo, Uruguay | Foto: Gerardo Iglesias

El encuentro, moderado por nuestra compañera Silvana Batagliotti, técnica en Seguridad Laboral y miembro de la Secretaría de la Mujer del Sindicato, abordó el tema igualdad de género en la esfera laboral y doméstica.

Como panelista expuso la psicóloga Camila Mugnai, docente de la Universidad Estadual Paulista (UNESP) e integrante del Colectivo Mujeres de Marília. La apertura estuvo a cargo del presidente del STIAM, Wilson Vidoto.

Aunque suene como algo que todos deberían saber a esta altura de la historia, Silvana comenzó el conversatorio preguntando por qué celebramos el 8 de marzo.

Para la licenciada Mugnai, lamentablemente la fecha ha ido perdiendo su verdadero significado.

El 8 de marzo se ha venido banalizando como una instancia para felicitar, obsequiar flores u ofrecer elogios equivocados sobre la apariencia femenina”, señaló.

Pero no podemos perder de vista que el Día Internacional de la Mujer tiene su origen en la lucha de mujeres obreras que peleaban por sus derechos”, subrayó.

Mugnai realizó una recorrida sobre los posibles hechos históricos que dieron origen al 8 de marzo, enfatizando sobre la importancia de su relación directa con la lucha de las trabajadoras por mejores condiciones laborales y salariales para luego pasar al tema central del conversatorio: Igualdad de género.

Para analizar este tópico, la profesional comenzó aclarando el concepto de género, como el conjunto de normas o atributos sociales por los que son reconocidos los hombres y las mujeres.

Diferencias que se transforman en desigualdad

El género determina lo que se espera, se permite y se valora en una mujer o un hombre en un contexto determinado. Vamos creando patrones de cómo ser o comportarse, esos son papeles de género y luego está mi identidad de género, que es cómo yo me veo y me identifico en la sociedad”, dijo.

Y agregó: “cuando hablamos de igualdad de género lo que vemos es que desde muy temprana edad inculcamos a los menores qué conductas deben tener para ser identificados como niños o niñas”.

Y puso como ejemplo a las jugueterías: “Basta con entrar a una para ver esta desigualdad impactante: para las niñas encontramos muñecas, cocinitas, electrodomésticos varios, preferentemente de color rosa y por el otro, en la sección para niños encontramos muñecos de acción, armas, pelotas, autos, dinosaurios”.

El ejemplo grafica cómo la sociedad va enseñando que hay cosas de niños y cosas de niñas y genera esas diferencias que luego se transforman en desigualdad.

“Socialmente vamos incorporando que las niñas deben ser más obedientes, de la casa, la princesa, y se las estimula a realizar ciertas actividades. Y al varón se lo cría para ser inteligente, temerario, educado para reaccionar cuando lo provocan”, dijo.

De esta forma, de manera solapada, la sociedad “les dice a las chicas que hay cosas o actividades que no pueden hacer, tanto a nivel de estudios como de trabajo u oficios. Esta forma de organización social es la que conocemos como patriarcado, y fomenta la desigualdad de género”, explicó.

Revertir esta desigualdad sigue siendo el desafío de muchos colectivos, especialmente de los movimientos feministas y sociales, entre ellos el movimiento obrero.

Construir igualdad de género es una lucha cotidiana e implica igualdad y equidad de derechos, para nada es una pelea contra los hombres, es sí la búsqueda de una sociedad más justa para todos los seres humanos”, destaca la profesional.

Para Mugnai, en Brasil se ha avanzado en muchos aspectos en cuanto a la igualdad de derechos. Sin embargo, las conquistas en este plano nunca están del todo aseguradas.

“Como decía Simone de Beauvoir: basta una crisis política,
económica o religiosa para que los derechos de las mujeres sean cuestionados”.

Una lucha colectiva

Todas las conquistas de las mujeres son el fruto de la lucha de muchas que nos precedieron, insistió la docente. “Ningún hombre un día se levantó y dijo: que hoy voten las mujeres, o que haya una pastilla para el control de la natalidad”.

“Y muchas veces vemos a mujeres cuestionarse para qué tenemos que hacer una marcha el 8 de marzo, si ya podemos trabajar fuera de casa, votar, etcétera. Bueno, justamente porque no estamos hablando de casos individuales y sí de una lucha colectiva”.

Hay muchos países en el mundo donde todavía les es negado a las mujeres el derecho a estudiar, donde es legal la mutilación genital, donde no pueden mostrar ciertas partes de su cuerpo. Todavía se está lejos de la igualdad.

En cuanto a la participación de las mujeres en el ámbito de la política, de acceso a cargos de dirección en las empresas y también a cargos sindicales, la especialista recordó que debido a cómo está organizada la sociedad y el rol que todavía les es asignado a las mujeres en el imaginario colectivo, son inúmeras las barreras que deben enfrentar.

El gran desafío

“Para dar un ejemplo: las mujeres representamos más del 50 por ciento del electorado y nunca sobrepasamos el 15 por ciento de los cargos elegibles”.

El conversatorio abordó otro tema que preocupa: los altos índices de feminicidio, generalmente perpetrados por las parejas, ex parejas o algún familiar directo.

“Todavía se sigue viendo a la mujer como un objeto al que puedo usar, tirar o eliminar porque así nos enseña la cultura patriarcal y todavía cuando las mujeres son víctimas de violencia se las cuestiona por la ropa que estaban usando, por qué andaban en la calle a esas horas, y cosas así”.

¿Cuál es el gran desafío?, se preguntó Mugnai: “romper el esquema de que el lugar de la mujer es la casa, aunque trabajen fuera y estudien. La educación en equidad es el camino para ese cambio”.