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Con el procurador jefe Marcelo Gross Neves

Una industria que tritura a sus trabajadores

El joven procurador del Ministerio Público del Trabajo (MPT) Marcelo Gross Neves no solo es un experto en el tema del trabajo en los frigoríficos, sino que además lo apasiona e indigna. Llegamos con el doctor Roberto Ruiz a su despacho en Florianópolis para presentarle el libro producido por la Rel UITA “Las pandemias de los frigoríficos” unos días antes de su lanzamiento oficial en Sao Paulo.

En Florianópolis, Gerardo Iglesias

01 | 05 | 2022


Procurador Marcelo Gross Neves

-¿Lo sorprendió este libro?
-Debo decir que fue una doble grata sorpresa: la edición del libro y conocer el amplio trabajo de la Rel UITA.

Saber que una organización como la de ustedes tiene una obra de este tipo que arroja luz sobre la verdad del trabajo en la industria frigorífica, realidad que pocas personas conocen, es muy grato.

-Usted es una de esas personas que conocen esa penosa realidad.
-Sí. Tengo bastante experiencia con este sector desde mi época como procurador en Chapecó (municipio de Santa Catarina).

De hecho, al principio estaba solo, después se incorporaron otros procuradores y luego, cuando fui designado procurador jefe, seguía atendiendo los casos de los frigoríficos de Chapecó por amor al arte y por un sentido compromiso con los trabajadores de ese sector.

Alta rotatividad y uso de mano de obra extranjera

-El libro describe el trabajo en los frigoríficos como algo masacrante.
-Entre los trabajos formales, con aportes a la seguridad social, es, junto con la minería y la construcción civil, uno de los trabajos más penosos de la industria para los trabajadores y las trabajadoras.

Tanto es así que los brasileños ya no quieren trabajar en este sector, que cada vez emplea a más extranjeros.

-Un sector que también presenta una alta rotatividad de mano de obra.
-Por las propias características de esta industria la rotación es grande. Los bajos salarios y la alta exigencia hicieron que al comienzo los frigoríficos emplearan a colonos, luego a indígenas, ahora más que nada a migrantes venezolanos, haitianos, senegaleses.

Y ahí van, triturando gente que luego devuelven lesionados, con el alto costo que ello tiene para todos los contribuyentes, pues es la seguridad social, la salud pública, las que deben asumir ese costo. Ni hablar la vida y la salud de esa masa de obreros que no saben más qué hacer.

El de los frigoríficos es un mundo aparte, muy singular y que pocos conocen.

-La intención de este libro es dar visibilidad a esta situación.
-Esto es muy importante porque son pocas las miradas sobre una industria tan brutal con sus trabajadores y trabajadoras.

El mundo debería mirar más hacia la carne que consume, porque el producto final que sale de los frigoríficos de Brasil es muy bueno, pero el costo es altísimo.

Y hablo de todos los consumidores. Hay un sacrificio humano por detrás de esta producción que no vale lo que cuesta la carne.

Fotos: Gerardo Iglesias y Fátima Reis (MPT)