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Con Juan David Rodríguez González

Brinsa, antisindical

Secretario general de Sinaltrainbec subdirectiva Cajicá, Juan trabaja como soldador en el área de mantenimiento de la central térmica de la fábrica de productos químicos Brinsa. Denuncia que desde que se formó el gremio, la empresa intenta liquidarlo y que en las negociaciones colectivas actúa de mala fe.

-¿Cuál es el principal problema que enfrentan como sindicato?
-La persecución, sobre todo a los que fundamos el sindicato en marzo de 2013.

Desde entonces los ingenieros de la fábrica empezaron a presionarnos para que nos retiráramos del sindicato, que eso era malo, que cómo íbamos a traer ese monstruo de Sinaltrainbec

Yo era auxiliar y me ofrecieron el puesto de soldador, a mis compañeros les pasó igual. Nos ofrecían prebendas para que nos retiráramos, a otros los amedrentaban porque tenían listo un crédito, les decían que pensaran en su futuro o las vacantes que se venían y que no fueran a dañar su hoja de vida, que nos iban a despedir por habernos afiliado al sindicato.

Cuando me afilio al sindicato, yo estaba haciendo un curso de soldadura en Bogotá. Inmediatamente la empresa me cancela el curso. Le manifesté al ingeniero que no insistiera que no iba a cambiar mi decisión, que no estaba cometiendo ningún delito sino ejerciendo un derecho como trabajador.

Un ejemplo más: a fines de marzo del año 2013, la empresa citó al compañero Diego Manosalva, quien ocupaba el cargo de Técnico Electromecánico, a una diligencia de descargos por un hecho que remontaba a 2012 y poco después le es entregada una carta de cancelación del contrato de trabajo.

El compañero se había vinculado a Sintrabrinsa la noche inmediatamente anterior.

-¿Cuántos afiliados tienen actualmente?
-En este momento tenemos 60, y hay trabajadores multiafiliados que están en Sinaltrainbec y Sintrabrinsa.

La empresa ha cometido muchos atropellos, las negociaciones son un caos. Hicieron firmar a los trabajadores un documento y resultó que era el pacto.

Con la creación de la subdirectiva Cajicá, Brinsa redacta un pacto colectivo para coaccionar a los trabajadores y no permitir el crecimiento del sindicato.

Este mal llamado pacto colectivo fue creado de manera ilegal ya que los representantes, en su momento no fueron elegidos por todos los trabajadores de Brinsa sino llamados por la misma compañía.

Después de esto Brinsa hace firmar a todos los trabajadores que se adhirieron al pacto un documento en blanco para así poderlo legalizar ante el Ministerio de Trabajo.

El abogado asesor de la compañía, ha reconocido que quiere acabar con el sindicato. Hasta el momento no ha podido.

-En marzo iniciaron una nueva negociación con la compañía.
-Sí, el 5 de marzo radicamos el pliego de peticiones, la negociación empezó el 25 de abril y el 29 de mayo finalizó la etapa de arreglo directo, sin llegar a ningún acuerdo. Debimos ir otra vez, como las veces anteriores, a Tribunal de Arbitramento.

También tenemos otros incumplimientos, como los permisos sindicales, que no son otorgados. En estos días se lo negaron al propio presidente del sindicato.

Tampoco tenemos derecho a una segunda instancia en un proceso disciplinario, en los descargos.

Acabar con el sindicato, objetivo de la empresa

La empresa inicia de forma sistemática una serie de llamados a descargos basados en supuestos y mentiras, no respeta el debido proceso, las diligencias las llevan a cabo el mismo día de la citación, no permiten que los miembros de la organización sindical expongan sus argumentos y una vez finalizada la diligencia no entregan copia del acta.

Cuando el sindicato va a hacer una intervención en defensa de un trabajador la jefa de Relaciones Laborares, María Alejandra Gómez, siempre nos dice que somos simples testigos y que no podemos hablar durante la diligencia de descargos.

El régimen disciplinario le da a la empresa 15 días para recolectar las pruebas que necesite, y al trabajador solo un día.


En Bogotá, Alexandra Muñoz