Nuevo megaestudio científico prueba peligrosidad del glifosato
Un nuevo estudio independiente realizado a gran escala bajo la conducción del Instituto Ramazzini de Italia ratifica lo que ya muchos otros habían avanzado: que el glifosato puede ser generador de diversos tipos de cáncer.
Daniel Gatti
16 | 6 | 2025

Foto: Gerardo Iglesias
La investigación, “la más completa realizada hasta ahora sobre el glifosato a partir de animales de laboratorio”, según la filial europea de la Red Internacional de Acción contra los Plaguicidas, determinó que la exposición al glifosato puede ser causante de leucemia y otros tipos de cáncer, y eso a distintos niveles de exposición a la sustancia, incluso inferiores a los habituales en este tipo de experiencias.
Para la realización del estudio, que se prolongó durante seis años e involucró a diez institutos científicos de distintos países liderados por el Ramazzini de Boloña, fueron utilizadas más de 5.000 ratas de laboratorio. A una parte de ellas se les suministró glifosato al nacer, a otra no.
Casi la mitad de los roedores contaminados contrajeron leucemia y murieron antes de un año de vida, lo que corresponde a entre 35 y 40 años en humanos. Los que no estuvieron en contacto con la sustancia, en cambio, permanecieron sanos.
Un punto a destacar de este estudio −publicado el 12 de junio a en la revista científica arbitrada Environmental Health− “es la gran variedad de órganos afectados por aquellos animales contaminados: hígado, piel, riñones, vejiga, útero, bazo, glándulas mamarias”, comentó al portal francés Médiapart el biólogo italiano Daniele Mandrioli, que coordinó el estudio.
Y otro: que los casos de leucemia se presentaron incluso en animales expuestos a dosis bajas de la sustancia, consideradas hasta ahora como no peligrosas para los seres humanos.
Los científicos expusieron a los roedores no solo solo a glifosato puro; también a los productos comerciales que lo contienen, como el Roundup Bioflow o el Ranger Pro, los herbicidas más utilizados en los campos agrícolas de todo el mundo, que sus fabricantes presentan como inocuos.
La conclusión de Mandrioli es tajante: “Nuestra investigación confirma en definitiva la famosa evaluación de 2015 del Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (CIRC)”, dependiente de la Organización Mundial de la Salud, que identificó al glifosato como “una sustancia cancerígena para los animales de laboratorio y posiblemente cancerígena para los humanos”.
“Y no es solo el CIRC. Hay muchos otros estudios que han ido en el mismo sentido y determinado la carcinogenicidad de la molécula”.
Lo que le confiere una validez adicional a este estudio, declaró el biólogo italiano, es que el laboratorio de toxicología del Instituto Ramazzoni “es el más grande de Europa y el segundo en el mundo en cuanto al número de productos analizados para determinar su carcinogenicidad: más de 200”.
También el hecho de que se trate de instituciones científicas independientes, sin lazo alguno con las industrias que fabrican los productos a base de glifosato, a diferencia de otros laboratorios que sí los tienen y que son sin embargo avalados por organismos estatales para “blanquear” a esta y otras sustancias presentes en los agrotóxicos.
A fines de 2023, por ejemplo, la Unión Europea prolongó por diez años la autorización del glifosato en la agricultura en base a conclusiones de la Autoridad Europea de Seguridad de los Alimentos fundadas (EFSA) a su vez en estudios severamente cuestionados por científicos independientes.
“No hay pruebas” de que los productos en base al glifosato sean perjudiciales para los humanos, había afirmado la EFSA.
En 2021, sin embargo, el Instituto Nacional de Salud y de Investigación Médica (INSERM) de Francia había encontrado vínculos directos entre la exposición al glifosato y casos de linfomas No Hodgkin.
Dos años antes, la misma institución estatal había hallado que en los trabajadores agrícolas expuestos al glifosato el riesgo de contraer cáncer aumentaba 40 por ciento respecto a los que no habían tenido contacto con la sustancia.
“Esperamos que los resultados de este estudio iluminen a quienes deben tomar decisiones, no solo en Europa sino en el mundo entero. Hemos aportado pruebas, pero no somos nosotros los que decidimos”, dijo Mandrioli.