Respondiendo al llamado de organizaciones sociales, gremios y varios partidos políticos, entre ellos el Partido Justicialista (peronista), ayer miércoles 18 una enorme multitud se concentró en la Plaza de Mayo, en Buenos Aires, protestando contra la condena judicial que recayó sobre la expresidenta y líder peronista Cristina Fernández en una causa por desviación de fondos destinados a obras públicas.

La sentencia es de seis años de prisión y la inhabilitación a perpetuidad para ocupar cargos públicos. La expresidenta deberá cumplir su pena en régimen de prisión domiciliaria.

Mientras voceros del presidente Javier Milei declaraban públicamente que el acto había convocado a “no más de 48 mil personas”, la realidad es que cálculos conservadores estimaron que la Plaza, totalmente desbordada, acogió a unas 500 mil personas.

Ahora se entiende por qué las cifras gubernamentales sobre la economía y la cantidad de pobres son tan auspiciosas para Milei: evidentemente utilizan una calculadora trucha que sólo hace cuentas favorables al gobierno.

El acto, durante el cual se escuchó un mensaje grabado de Cristina Fernández, fue el primer gesto unitario de las diversas tendencias políticas opositoras y de la sociedad argentina enfrentando al gobierno desde las pasadas elecciones.

Un hecho auspicioso que ojalá se consolide en una corriente de unidad de acción para defender la democracia, los derechos políticos y sociales, el bienestar del pueblo y así derrotar al modelo neofascista de Milei y sus secuaces.