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Genocidio, más allá de cualquier cifra

Cuando ya no quedan palabras

En una semana en la que expertos independientes llegaron a la conclusión de que lo que sucede en Gaza no puede ser calificado de otra forma que de genocidio y que un ministro israelí ratificó los planes de su gobierno para convertir al arrasado enclave en un balneario de lujo para millonarios, una alta funcionaria de la ONU dijo que los asesinados en ese pequeño territorio pueden acercarse ya a los 700.000.

Daniel Gatti

19 | 9 | 2025


Foto: Gerardo Iglesias

“710 es el número de días de horror absoluto que la gente en Gaza ha soportado y 65.000 es el número de palestinos supuestamente muertos, de los cuales más del 75 por ciento son mujeres y niños, pero de hecho deberíamos empezar a pensar en 680.000”, dijo en Ginebra el lunes Francesca Albanese, relatora de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos.

Ese, el de 680.000, “es el número que algunos académicos y científicos afirman que es la verdadera cifra de muertos en Gaza”, afirmó quien ha sido una de las principales denunciantes de lo que hace mucho, mucho tiempo, ha llamado “limpieza étnica”, “campaña de exterminio”, “masacre sistemática”. “Genocidio”.

Si ese número, basado en el nivel de destrucción ya verificable en la Franja y en estimaciones sobre la población sobreviviente, se confirma, dijo también Albanese, el total de menores de cinco años asesinados por los misiles, las bombas, los balazos israelíes no bajaría ya de los 380.000. La mayoría de los otros 300.000 serían niños mayores de cinco, adolescentes y mujeres.

Una reciente investigación de la valiente publicación digital israelí +972 realizada en base a filtraciones de los servicios secretos de Benjamín Netanyahu estableció que al menos 83 por ciento de las víctimas de la masacre colectiva israelí son civiles sin vínculos con Hamás y otras organizaciones combatientes palestinas.

Cuatro de cinco

Pero sea cual sea el número total de víctimas -65.000, como han contabilizado hasta ahora los propios palestinos solo en base a los cuerpos que llegan a los hospitales o las morgues, o 680.000, según las nuevas estimaciones- el genocidio está configurado.

Largamente configurado.

Lo ha ratificado una Comisión de Investigación Independiente designada por la ONU que presentó esta semana un minucioso informe de 70 páginas producto de casi dos años de cotejo de hechos, documentos, declaraciones.

Según dijo la presidenta del organismo, la jurista sudafricana Navi Pillay, que en los años noventa estuvo al frente del tribunal internacional sobre el genocidio de Ruanda, Israel está cometiendo en Gaza cuatro de los cinco tipos de actos tipificados cono genocidio incluidos en la Convención de 1948, firmada para prevenir ese tipo de crímenes.

Pillay enumeró esos delitos de lesa humanidad que Israel comete cotidianamente hace ya casi dos años: asesinar a miembros de un mismo grupo humano de manera indiscriminada y masiva, causarle voluntariamente graves daños físicos y mentales, procurar deliberadamente destruirlo, impedir nacimientos en su seno.

Sin nada

También se da cuenta en el informe de la destrucción sistemática de infraestructura civil, incluidos hospitales, clínicas, escuelas y universidades, además de viviendas (la tendencia a la moda de las tropas israelíes en Ciudad de Gaza es derribar torres de gran altura con decenas de personas dentro).

Y por supuesto de la hambruna utilizada como arma de guerra, producto de un bloqueo que ya dura meses, salvo brevísimas interrupciones, y que ha dejado a los palestinos de Gaza prácticamente sin alimentos, sin medicamentos, sin combustibles, sin nada.

Un pasaje del documento dice: “Fuerzas de seguridad israelíes dispararon y asesinaron a civiles, incluidos niños que portaban banderas blancas. Algunos menores, incluidos niños de entre 1 y 3 años, recibieron disparos en la cabeza por parte de francotiradores”.

Otro recuerda los festejos de soldados israelíes mientras masacraban civiles, accionaban a distancia bombas para destruir viviendas, posaban riendo con prendas íntimas y juguetes de mujeres y niños asesinados. Y declaraciones de gobernantes israelíes llamando a la destrucción total de Gaza celebrando que la Franja arda.

Unos pocos días antes que la Comisión de la ONU, la principal asociación de expertos en genocidio, compuesta por unos 500 investigadores de varias disciplinas, ya había dictaminado que en Gaza se está ante un fenómeno de este tipo en función de las mismas consideraciones que los presididos por Navi Pillay.

Un campo de exterminio a la vista de todos

“Gaza es Auschwitz con cámaras”, dijo hace unas semanas el filósofo italiano Franco Bifo Berardi recurriendo a una imagen particularmente fuerte y directa de la que se han hecho eco incluso pensadores judíos antisionistas.

Pensar después de Auschwitz, se tituló un libro del filósofo y rabino Emil Fackenheim. Pensar después de Gaza, se titula el último trabajo de Berardi.

Pero el genocidio palestino sigue su marcha, y Gaza camina hacia un futuro aún más distópico que el actual: un resort de lujo para magnates, administrado por grupos empresariales, y sin palestinos, tal como lo han planificado los gobernantes israelíes y el presidente de Estados Unidos Donald Trump.

Una distopía en acto.