Las elecciones, Milei, JP Morgan y la seguridad de EEUU
Las elecciones parlamentarias de medio término de este domingo no solo le dieron un triunfo resonante al oficialismo libertariano. También supusieron una victoria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que controlará como nunca la economía argentina.
Daniel Gatti
27 | 10 | 2025

Foto: Gerardo Iglesias
Todo el país se pintó ayer de violeta, los colores del ultraderechista La Libertad Avanza (LLA), el partido del presidente Javier Milei. Incluso feudos de la oposición peronista, como la provincia de Buenos Aires, cayeron en manos de la formación ultraderechista.
También seguramente en Estados Unidos habrán festejado, visto el apoyo que le ha dado Trump al gobierno de su aliado, al punto de chantajear a los argentinos diciéndoles sin tapujos que si Milei no ganaba ese supuesto respaldo al país desaparecería por arte de magia.
Pero además el propio Ejecutivo argentino ha sido directamente intervenido por el Tesoro estadounidense. Y ahora por Wall Street.
Con el desembarco, la semana pasada, en la cancillería de Pablo Quirno, la mano larga del banco de inversiones estadounidense JP Morgan alcanzó también la política exterior del gobierno de Milei.
Quirno es el sexto ex alto funcionario de JP Morgan en ocupar un alto cargo en la estructura de poder del presidente ultraderechista.
El nuevo ministro de Relaciones Exteriores se suma a otras cinco piezas clave del equipo económico argentino: el ministro de Economía Luis Caputo, su segundo José Luis Daza, el presidente del Banco Central Santiago Bausili, su vice Vladimir Werning, y Demian Reidel, presidente de la firma en vías de privatización de la compañía Neuroléctrica.
Todos trabajaron largos años en JP Morgan.
Quirno fue durante casi dos décadas su director para América Latina; Caputo su jefe de trading para la región; Bausili fungió como vicepresidente en mercados de capitales y derivados para Argentina, Chile y Perú; Daza fue director gerente y jefe de investigación de mercados emergentes; Werning fue su economista jefe para América del Sur; Reidel se encargó de su división de investigación de mercados.
Y uno de los hijos de Quirno, Marcos, fue también parte de la estructura del fondo. Una gran familia.
Sobre el fin de la semana pasada, algunos de estos gobernantes (Caputo, Bausili) y el propio Milei participaron en jornadas cerradas organizadas por JP Morgan en Buenos Aires con motivo de la reunión anual de su “board”, su Consejo Internacional.
El Consejo es el órgano asesor de la dirección del grupo, su conducción política, y a Buenos Aires llegaron sus 250 integrantes, poblando al aeropuerto internacional de Ezeiza de al menos una veintena de jets privados.
Quien preside ese organismo integrado por poderosos banqueros y multimillonarios de diverso pelo y origen es nada menos que Tony Blair, ex primer ministro laborista británico que se ha convertido en una suerte de influencer político y empresarial de primer nivel, lobista y asesor de magnates.
Implicado de lleno, a comienzos de este siglo, junto al presidente de entonces de Estados Unidos, George W Bush, en la invasión a Irak y sus cientos de miles de muertos, Blair ha sido ahora designado por Donald Trump para hacerse cargo junto a él de una eventual administración colonial de la Franja de Gaza cuando la devastación del territorio palestino concluya y llegue la hora de su “reconstrucción”.
Otro dato habla de ese hermoso mundillo: antes que Blair el Consejo Internacional del banco tuvo entre sus responsables (fue su vicepresidente honorario) a Robert Gates, ex secretario de Defensa de Estados Unidos y ex director de la CIA.
En las reuniones porteñas cerradas del JP Morgan estuvo también Condoleeza Rice, actual accionista del JP Morgan que, en 2003, cuando la Guerra del Golfo, era asesora de seguridad nacional de Estados Unidos y fue, junto a su jefe Bush y a Blair, una de las que propaló con más énfasis la fake news de que Irak poseía armas de destrucción masiva, “justificación” de la invasión.
Como Blair, como todos los gobernantes estadounidenses, como seguramente la gran mayoría de los consejeros de JP Morgan, como Milei, Caputo y compañía, Rice es una “buena amiga” de Israel y de su primer ministro y genocida en jefe Benjamin Netanyahu.
El jueves Milei se reunió con el CEO del JP Morgan, Jamie Dimon. “Fue un excelente encuentro, nos entendimos en todo”, dijo el presidente libertariano.
Dimon defendió, como se debe para un ejecutivo cercano a Trump, el plan de ajustes y recortes promovido por Milei, y ratificó su voluntad de seguir haciendo puente ante el Tesoro de Estados Unidos para que Argentina obtenga un nuevo préstamo estadounidense, de esos que habitualmente llaman “rescate”.
A cambio de ese salvataje Estados Unidos aspira a hacerse con el control de minerales como el uranio y el litio, de los que carece en cantidades suficientes y de los que Argentina dispone.
Urano y litio son esenciales para la fabricación de armas de distinto tipo: nucleares, en el caso del primero, para equipos de defensa en el caso del litio, fundamental también para fabricar componentes electrónicos, por ejemplo de teléfonos celulares.
JP Morgan está resuelto a jugar un papel en esa apropiación, según lo señaló el propio Dimon en un informe que presentó este mes y en el que destacó la “esencialidad” de esos minerales para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Lo mismo que había afirmado con pompa un año y medio atrás la entonces jefa del Comando Sur del ejército estadounidense, Laura Richardson, al visitar Argentina.
Argentina tiene tierras raras, tiene litio, tiene uranio, recursos que son fundamentales para la seguridad estratégica de Estados Unidos, dijo en 2024 la generala.
Milei le hizo eco: “el mejor recurso para defender nuestra soberanía es reforzar nuestra alianza estratégica con Estados Unidos”, afirmó en presencia de Richardson el presidente argentino, ya entregado de pies, manos y cabeza al amigo del norte.
El JP Morgan, dijo ahora Dimon, tiene más que probados vínculos con los objetivos de seguridad y los intereses económicos de Estados Unidos, y a asegurar ambas cosas está destinado lo esencial de su milmillonario plan de inversiones en el “hemisferio occidental”, como los estadounidenses llaman a su patio trasero latinoamericano.
Cuando comunicó la designación de Quirno en la cancillería, Milei afirmó que el ex banquero será funcional para “continuar construyendo alianzas internacionales con el objetivo de consolidar la inserción de la República Argentina en Occidente”.
Una cosa lleva a la otra.
Mal dato: en todas las provincias ricas en tierras raras y minerales críticos la LLA obtuvo en las legislativas del domingo un triunfo cómodo.
Tal vez esté allí el gran tema: el fortísimo apoyo popular que tiene en Argentina un gobierno que ha hecho de todo para que la gente de a pie lo repudie y que ha llegado a un grado de entrega con escasos precedentes.
