Con Jair Krischke sobre la masacre en Rio
Jair Krischke, presidente del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Brasil (MJDH), asesor de la Rel UITA y referente en materia de derechos humanos, analizó la reciente matanza perpetrada por un operativo policial en dos favelas de Río de Janeiro, que dejó un saldo de 121 personas muertas.
Amalia Antúnez
4 | 11 | 2025

Jair Krischke | Foto: Gerardo Iglesias
Krischke señaló que la prensa brasileña, que en un principio se mostró objetiva al relatar lo ocurrido, ha comenzado a cambiar el enfoque de su cobertura, influida por una reciente encuesta que revela que el 53 por ciento de la población de Río de Janeiro aprueba el operativo.
“Es la vieja dialéctica brasileña que dice que bandido bueno es bandido muerto. Ese porcentaje de aprobación demuestra el declive civilizatorio que estamos viviendo”, lamentó.
“Fue una matanza intencional. La fuerza especial de la Policía, el BOPE, organizó una emboscada en una zona arbolada en la cima de la favela, rodeó a esa gente y los fusiló. Hay un inmenso número de cadáveres con disparos por la espalda”, relató.
Aunque la Justicia había expedido mandatos de búsqueda y aprehensión –e incluso algunas órdenes de prisión–, el operativo terminó convirtiéndose en una acción de exterminio.
“No podemos dejar de contextualizar este episodio dentro de una fuerte campaña política del gobernador de Río, Cláudio Castro, un bolsonarista que será candidato al Senado en las próximas elecciones”, subrayó Krischke.
También explicó que ninguna de las personas buscadas por la justicia figura entre los muertos.
A esto se suma una disputa territorial entre la facción del Comando Vermelho y los grupos paramilitares –las llamadas milicias– instaladas en las favelas do Alemão y da Penha.
“Son espacios donde el Estado está completamente ausente: no hay escuelas, ni salud pública, ni seguridad”, enfatizó.
Aunque ambas organizaciones tienen negocios diferentes –el Comando Vermelho se dedica al narcotráfico, mientras que las milicias controlan la venta de servicios como televisión por cable, gas, agua, transporte y cobran cuotas de ‘seguridad’ a los vecinos–, estas últimas buscan expandir su dominio sobre esos territorios.
“El resultado de estos intereses, tanto del gobernador como de las facciones, fue una matanza que no sirve de nada, porque hoy ya hay otros 117 jóvenes listos para reemplazar a los muertos”, analizó.
El Ministerio Público Federal exigió al gobierno de Río un informe detallado sobre el operativo, y el ministro del Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre de Moraes, determinó en una decisión publicada el domingo 2 la preservación “rigurosa e integral” de los elementos materiales relacionados con la ejecución de la llamada Operación Contención.
Krischke recordó además que la Policía Militar de Brasil, creada durante la dictadura, es una de las fuerzas policiales más letales del mundo.
“Estamos en el tercer lugar, detrás de China y Estados Unidos, y esta policía mata sobre todo a jóvenes negros. En las favelas de Río, la expectativa de vida es de apenas 18 años. La vida allí no vale nada”, denunció.
Finalmente, expresó su tristeza y vergüenza ante el respaldo social que ha recibido la matanza. “Lo más triste es que una parte importante de la población brasileña cree que esta operación fue buena. Eso, como ser humano, me avergüenza profundamente”, concluyó.
