JBS es genéticamente antisindical, hiper explotadora de sus trabajadores y trabajadoras, promotora mediante sus políticas ganaderas de la destrucción de la Amazonia y el ambiente en general, quinta esencia de la crueldad imponiendo condiciones de trabajo dañosas para saciar su infinita sed de lucro.

Según la propia empresa, su lucro en el primer trimestre fue de 312 millones de dólares, lo que hace presumir que al cabo del año habrá ingresado a sus arcas más de 1.200 millones de dólares.

El video nos traslada al “Paraíso JBS”, una factoría sin seres humanos, por lo tanto sin sindicatos, por lo menos mientras la inteligencia artificial no se afilie.

Es el sueño dorado de accionistas y gerentes de JBS. Si hasta casi es posible adivinarlos sonriendo entre brazos robóticos y cintas deslizantes.

No es difícil imaginar que ya están invirtiendo parte de esas pingües ganancias en investigar algún sistema de crianza animal totalmente automatizado, robotizado, informatizado. Solo cabe desear que a los pobres animales no les hagan escuchar todo el día esa terrible pieza de heavy metal que sonoriza el video.

Lo que sí sabemos es que JBS invirtió 41 millones de dólares en una fábrica española en San Sebastián, que se pretende funcione como una “planta de carne de laboratorio” donde se producirán alrededor de mil toneladas métricas de carne sintética por año, con capacidad para expandir la producción a 4.000 toneladas.

JBS anunció que también invertirá 60 millones de dólares en el emplazamiento de un instituto de investigación en el sur de Brasil donde se desarrollará la tecnología para producir proteínas a partir de células animales.

Quizá en sus sueños, Terminator JBS fantasea con un mundo de consumidores zombis haciendo largas filas para recibir sus raciones de carne prefabricada.

Mientras sus pesadillas no se concretan, va creando las condiciones en sus plantas.