También se hicieron presentes representantes de las organizaciones sindicales, del Ministerio Público de Trabajo (MPT), de la Asociación Nacional de Magistrados del Trabajo (ANAMATRA) y de gremios patronales.
Los diferentes oradores expusieron sobre las ventajas que la norma reguladora 36 tiene para la salud de los trabajadores del sector frigorífico, pero también sobre los beneficios que acarreó para la previsión social y consecuentemente para el Estado, al reducir los casos de licencia por enfermedad.
La Audiencia puso el foco además sobre el del Proyecto de Ley 2363/2011. Este PL pretende modificar el artículo 253 del Código de Trabajo que estipula pausas térmicas para quienes trabajan a temperaturas menores a los 15 grados.
La jueza laboral Noêmia Garcia Porto destacó la importancia de la NR36 como parámetro mínimo para garantizar las condiciones de salud en una industria que ha dejado un tendal de trabajadores lesionados e inválidos.
El procurador del Trabajo Sandro Sardá recordó testimonios desgarradores de trabajadoras y trabajadores de los frigoríficos antes que se aplicara la NR36, cuando realizaba fiscalizaciones para el MPT y la importancia del artículo 253.
“De nada sirve ponerme más medias, mis pies siguen congelados”; “ya casi no siento las manos”, “venir a trabajar es casi una tortura”; fueron algunas de los testimonios que recordó Sardá.
El doctor Roberto Ruiz, médico especialista en medicina laboral, reforzó lo expuesto por los profesionales del derecho laboral.
Durante años Ruiz atendió a los trabajadores del sector y vio cómo esos hombres y mujeres enfermaban debido al ritmo inhumano de las líneas de producción y a las metas inalcanzables impuestas por las empresas, con la complicidad de hecho de un Estado ausente.
Todos los dirigentes sindicales fueron tajantes en que, en un escenario donde Brasil está siendo duramente golpeado por la pandemia, con más de 300.000 muertos, no es momento de discutir una flexibilización de la NR36 o de modificar las disposiciones del Código Laboral sobre las pausas térmicas en la industria frigorífica.
Es necesario, en cambio, humanizar las líneas de producción, coincidieron.
Gerardo Iglesias, secretario regional de la UITA, señaló la constante y creciente precarización del trabajo en un sistema donde lo que importa es la salud y el bienestar de las grandes corporaciones y del sector financiero.
Empresas transnacionales del sector como la JBS crecieron de forma exponencial durante la pandemia y sin embargo la transnacional “se negó férreamente a entregar máscaras y equipos de trabajos adecuados a su trabajadores y trabajadoras”.
El capitalismo en su fase neoliberal incrementó las desigualdades, la explotación sin límites y el sufrimiento en el ámbito laboral que mata mucho más que el Covid-19. “Antes de la llegada del Covid-19 los brotes de las lesiones por esfuerzos repetitivos eran ya un fenómeno global en la industria frigorífica. Hoy la precariedad de las condiciones de trabajo en los frigoríficos es una pandemia global”.
Antes de la NR36, la rotación laboral era altísima en el sector, pues nadie aguantaba el ritmo frenético de las líneas de producción.
La lucha sindical en la construcción de la norma rompió con el paradigma del trabajador que sufre en silencio y en soledad.
“La NR36 es patrimonio del movimiento sindical internacional”, enfatizó.
Al finalizar la audiencia pública la diputada Carminatti dijo que elevará una moción al Congreso teniendo en cuenta dos premisas fundamentales: “Lo que se conquistó no se quita y la vida de los trabajadores está en primer lugar”, subrayó.
