En Brasil el fenómeno va en aumento
En el ranquin mundial de la esclavitud moderna, Brasil ocupa uno de los lugares más altos. El fenómeno tiene dimensiones de género y raza, se concentra en algunos sectores económicos y alcanza picos particularmente elevados entre los migrantes, internos y especialmente extranjeros.
Daniel Gatti
20 | 2 | 2024
Foto: Gerardo Iglesias
El rescate, la semana pasada, en el municipio de Farroupilha, estado de Río Grande do Sul, de un uruguayo, volvió a poner el foco en los extranjeros que son víctimas de condiciones de trabajo análogas a la esclavitud.
Oriundo del departamento limítrofe de Rivera, el uruguayo laboraba en la cosecha de manzanas y fue liberado junto a cuatro brasileños, entre ellos dos menores de edad.
Todos habían sido contratados bajo falsas promesas de remuneración y vivienda y habían sido recluidos en una pocilga, en “pésimas condiciones de salud, seguridad e higiene”, en una zona con alcantarillado a cielo abierto, según la Policía brasileña.
El propietario del establecimiento, detenido in fraganti, les suministraba unos pocos alimentos y ningún artículo de limpieza e higiene. No tenían días libres, si llovía no eran remunerados y solo se les pagaba el sueldo prometido si laboraban 16 horas diarias.
El empresario será obligado a indemnizar a los trabajadores, que serán a su vez trasladados a sus lugares de origen.
La correlación entre trabajo esclavo y flujos migratorios se constata en todos los países. Brasil, por supuesto, no es la excepción, y el número de extranjeros en esa condición no ha cesado de aumentar en los últimos años.
De acuerdo a datos oficiales, en 2022 los bolivianos representaron el 42 por ciento de los extranjeros sometidos a trabajo esclavo rescatados por las autoridades, seguidos por haitianos (24 por ciento), venezolanos (12), paraguayos (10) y peruanos (7 por ciento). Por debajo se ubican chinos, argentinos y uruguayos.
La agricultura es uno de los sectores con mayor proporción de trabajo análogo a la esclavitud en todo el mundo. En el gigante sudamericano, las víctimas son, por lo general, en esa actividad económica, hombres jóvenes de raza negra.
También son de género masculino las personas reducidas a esclavitud o semi esclavitud en la minería y la construcción, y las mujeres predominan en el trabajo doméstico y la industria textil.
En 2023 Brasil ocupó el undécimo lugar en el ranquin mundial de trabajo análogo a la esclavitud establecido por Walk Free, que abarca a 160 países. La ONG basada en Australia estimó que más de un millón de personas viven en esa condición en la nación más poderosa de América del Sur y octava economía planetaria.
Y colocó además a Brasil en el noveno lugar en las Américas por los esfuerzos realizados por sus autoridades para combatir el fenómeno, un sitio relativamente bajo debido a que, al igual que Estados Unidos, el país ha legalizado el trabajo en condiciones análogas a la esclavitud en su sistema penitenciario.
El Ministerio de Trabajo brasileño informó por otra parte que 2023 fue un año récord en los últimos 14 años en cuanto a rescates de trabajadores en esa situación (3.190, contra 2.587 en 2022) y en indemnizaciones cobradas por las víctimas.
El 83 por ciento de las personas rescatadas se autodeclararon negras o pardas, el 15 por ciento blancas y el 2 por ciento indígenas. La mayoría fueron hombres.