No es posible realizar una retrospectiva de la Confederación Democrática de Trabajadores de la Alimentación (CONTAC) sin hacer mención a Siderlei Oliveira y a la Regional Latinoamericana de la UITA.

Siderlei fue, como solemos decir, arquitecto y albañil de esta organización. Su militancia fue tan contundente que lo llevó a desinteresarse de su persona y su salud. Lo dio todo en su esfuerzo por llevar a la Confederación a ser un referente en Brasil y a nivel internacional.

A su vez, fue quien mejor interpretó la estrategia “de la Tierra al Plato”, que la Rel UITA adoptó en su XII Conferencia Regional (Los Cocos, Argentina, 2000).

La CONTAC salió en solitario en la lucha contra la agricultura industrial, la sojización como modelo productivo en el agro, el uso creciente de agrotóxicos y la incorporación de variedades transgénicas.

Tan es así que las alianzas se tejieron fuera del ámbito sindical, que se mostró indiferente y en muchos casos llegó a ser crítico acérrimo de Siderlei.

Luego vino la lucha por la dignificación de las condiciones de labor en los frigoríficos, donde la Confederación jugó un papel protagónico. La NR36, norma que regula el trabajo cárnico, lleva el sello indeleble de quien fuera presidente de la CONTAC por 25 años.

Recuerdo muy bien cuando los apremios económicos llegaron mucho antes de la reforma de Michel Temer. Efusivo y con ese ardor
que le era característico, Siderlei manifestó entonces: “si no tenemos dinero para alquilar un salón para hacer nuestras reuniones, se harán debajo de un árbol”.

Desde aquel momento la Confederación se responsabilizó de la organización logística y pedagógica de las actividades, conminando a que cada afiliada ─federación o sindicato─ cubriera los gastos de traslado y estadía. Y así fue, y lo es hasta ahora, generándose un sentido de pertenencia inusual, solidario, de alta camaradería.

Reginaldo “Kaká” Rodríguez, secretario general de la Federación de Trabajadores de la Alimentación de Rio Grande del Sul, me dijo una vez: “Decir CONTAC es decir Siderlei”, y tiene toda la razón.

¡Larga vida a la CONTAC!