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14ª Edición del Viver Mulher

Violencia de género, responsabilidad colectiva

Pensando en el aumento de la violencia doméstica, las mujeres sindicalistas del grupo Turismo y Hostelería de Brasil celebraron el XIV Seminario Nacional Viver Mulher, un evento en línea que contó con la participación de autoridades, especialistas y decenas de trabajadoras de diferentes regiones de Brasil.

Esta edición fue en modalidad en vivo y abierta en las redes sociales de CONTRATUH, para la amplia participación de la sociedad.

La directora de mujeres de la Confederación, Maria dos Anjos Hellmeister, quien también preside el Consejo de Condición de la Mujer del Estado de São Paulo, órgano vinculado a la Secretaría de Justicia del estado, señaló en la apertura que la idea es plantear los problemas, pero también pensar en soluciones que ayuden a las trabajadoras a mejorar su calidad de vida.

El evento comenzó con la participación de Paula Meotti, comisaria de la primera Comisaría Especializada de la Mujer (Deam) de Goiânia, encargada de la Operación Marías II, la mayor acción para combatir la violencia contra las mujeres llevada a cabo en Brasil y responsable de la detención de 197 personas (investigadas por delitos relacionados con la violencia doméstica).

Las detenciones forman parte de la segunda fase de la Operación Marías y tuvieron lugar en apenas tres días, entre el 25 y el 27 de enero de este año.

Femicidio, la cara más trágica de la violencia

También se dictaron 338 medidas de protección contra presuntos agresores.

Mayra Cardozo, abogada especializada en violencia de género, recordó la figura del femicidio como el desenlace trágico de una violencia estructural de siglos contra las mujeres.

El fenómeno de la violencia doméstica y el acoso sexual son muy similares en su génesis, tienen la misma raíz en una sociedad patriarcal y solo podrán ser combatidos si toda la sociedad y las organizaciones públicas toman cartas en el asunto.

Actualmente el debate está instalado, pero durante muchas décadas la violencia intrafamiliar contra las mujeres fue invisibilizada, normalizada y relegada al ámbito privado.

En su consultoría jurídica Cardozo recibe a numerosas víctimas de acoso en el mundo del trabajo y ha observado que tanto ellas como sus victimarios tienen similitudes con las víctimas y victimarios de violencia doméstica.

El jefe acosador tiene el mismo discurso que el marido abusador, al estar basados en una estructura social que oprime sin piedad a las mujeres”, afirmó.

Humanas e imperfectas

En una rápida intervención, la diputada federal Erika Kokay señaló la importancia de enfrentar la desigualdad de derechos entre hombres y mujeres y lograr salirse de la matriz colonialista de una sociedad que hasta hace poco permitía que el esposo castigara físicamente a las mujeres y a los niños.

“Necesitamos recuperar la humanidad de las mujeres, no sea en el espacio público sino también en el ámbito privado, que no tengamos que ser las mejores esposas, las mejores madres, las mejores amas de casa, que se nos permita ser humanas y muchas veces imperfectas”, analizó.

Son siempre las mujeres las más afectadas en las crisis financieras, las que padecen más el desempleo, el acoso, la violencia.

Pero también son muy valientes y esa valentía cambiará el mundo. No queremos ser iguales a los hombres, queremos los mismos derechos”, subrayó.

La tragedia anunciada

La abogada y activista Manoela Miklos habló sobre la actual pandemia de violencia hacia las mujeres, acrecentada por la crisis sanitaria que llevó a una reclusión auto obligada.

“Las cifras son preocupantes, pero además se está dando un debate narrativo sobre nuestros cuerpos, sobre nuestra vida. Se naturaliza la violencia hacia las mujeres, tanto en la prensa como en las redes sociales, en los espacios públicos y también en nuestras casas”, señaló.

Desnaturalizar la violencia cotidiana es un proceso que está apenas comenzando.

“¿Qué batallas narrativas queremos dar para cambiar esta realidad? A partir de esa respuesta es que podemos comenzar a trabajar sobre este tema, que es muy amplio y que todavía es muy resistido”, dice Miklos.

Convenio 190

Jaqueline Leite, integrante del Comité Latinoamericano de Mujeres de la UITA (Clamu), abordó el Convenio 190 de la OIT sobre eliminación de la violencia y el acoso sexual en el mundo del trabajo, reforzando la importancia de políticas dentro de las empresas que repriman el acoso y respeten los derechos de las trabajadoras.

Asimismo, subrayó la importancia de que las organizaciones sindicales se involucren en estos procesos y abran espacios para dar este debate.

El Convenio 190 puede ser una herramienta muy poderosa para erradicar estos tipos de violencia en el ámbito laboral, e incluye por primera vez a la violencia doméstica como un factor que incide directamente en el trabajo.

Si bien el texto no abarca a las personas LGBTI, “es posible que en la praxis podamos hacerlo”, dijo Jaqueline.

El Convenio 190 comprende desde los trabajadores y las trabajadoras informales hasta quienes que van a una entrevista laboral y sufren algún tipo de acoso.

Pero se trata de una norma muy reciente que fue ratificada únicamente por tres países: Uruguay, Argentina y Fiji.

Uno de los desafíos inmediatos será capacitar a los dirigentes sindicales para que desde sus organizaciones hagan presión para que el convenio sea ratificado y se convierta en ley en sus respectivos países.

La asesora del Clamu remarcó la necesidad de que los sindicatos incluyan cláusulas sobre violencia doméstica en las convenciones colectivas como una medida de protección, aunque sea temporal, para las trabajadoras que son víctimas de esa violencia.