“Yo pisaré las calles nuevamente
De lo que fue Santiago ensangrentada
Y en una hermosa plaza liberada
Me detendré a llorar por los ausentes”.
Pablo Milanés
Una de las últimas fotos que tomé a Aldo fue en Alameda, más precisamente en la icónica Plaza Italia, punto de encuentro de innúmeras manifestaciones, las organizadas en los momentos más críticos y sanguinarios de la dictadura pinochetista y las actuales, contra el modelo económico heredado de aquellos años cuando Chile era un gran campo de concentración y el Estadio Nacional una cárcel a cielo abierto.
Aldo tenía 19 años cuando se perpetró el golpe de estado contra el compañero presidente Salvador Allende. Tenía 22 al constituirse el Comité Coordinador de Afiliadas de UITA y 23 años cuando en agosto de 1987, en medio de la dictadura, se fundó la Confederación Nacional de Trabajadores de la Alimentación de Chile (CONTALCH).
Trabajador en la empresa Soprole, fue arquitecto y albañil en la construcción de la Federación Nacional de Trabajadores de Empresas Lácteas de Chile (FENATRAL) en marzo de 1988.
Fue miembro del directorio de la Confederación de Federaciones de Empresas Alimenticias y Afines de Chile (Confedach).
Lo entrevisté días posteriores cuando el pueblo chileno concurrió de forma masiva a las urnas para aprobar, en un plebiscito, la reforma de la Constitución heredada del pinochetismo, donde comentó el momento y avanzó hacia el futuro: “fue un primer paso para la verdadera transformación que necesita Chile, que es un cambio de modelo económico, cuando se deje atrás el neoliberalismo que hoy en día agiganta la desigualdad social en el país y que fue lo que provocó las manifestaciones populares antes que la pandemia de Covid-19 obligara al confinamiento.
Pero también hay que decirlo, es necesaria una transformación radical del movimiento sindical, si quiere ser parte de la gran transformación que necesita el país”.
Nos quedamos con esta tarea, querido Aldo. Será trabajando en esa línea de acción que honraremos tu legado, amistad, sacrificio y lucha en favor de la justicia social.
Tenías 64 años, y tenías tanto para dar.