-¿Cómo surge la idea de crear una federación de trabajadores de la industria láctea?
-En 1988, nos enteramos que el 51 por ciento de las acciones de Soprole, para entonces pertenecientes a Anacleto Angelini, eran adquiridas por New Zealand Dairy World (hoy Fonterra).
Por aquel entonces manteníamos una disputa interna con el sindicato número 2, que estaba conformado por profesionales, técnicos y mano de obra calificada, en contraposición al nuestro que era un sindicato de obreros.
Ese año dejamos de lado nuestras diferencias y con Cijifredo Vera comenzamos a gestar un proyecto de Federación. Visitamos los diferentes establecimientos que tenía Soprole en Chile y convocamos a los trabajadores y trabajadoras para germinar esta idea que se concretó meses después.
Luego de algunas dificultades, los chilenos no somos gente fácil (sonríe), Cijifredo me impulsó para que tomara el mando de la Fenatral y conjuntamente con el respaldo de la Rel-UITA crecimos como no lo habíamos hecho en los primeros 10 años.
-Cuando se conforma la Federación todavía arreciaba la dictadura de Pinochet.
-Sí y fue una etapa muy dura. Recuerdo que cuando hicimos una huelga con el Sindicato 1, llegaron los “pacos” (policías) y tiraron la olla común. Así era la situación, donde la única radio que informaba sobre estos temas era la Cooperativa, una histórica emisora que siempre estuvo del lado de los movimientos sociales y sindicales.
Actualmente tenemos siete organizaciones sindicales, en su mayoría actuantes en empresas transnacionales del sector.
-¿Cómo hace la FENATRAL para mantenerse en un país donde es tan difícil desarrollar la actividad sindical? ¿Cuál es el secreto?
-La unidad, la coherencia. En la empresa Watt, por ejemplo, que es propietaria de la marca Danone, existen 8 sindicatos.
¿Qué fuerza pueden tener con ese nivel de atomización?
En un principio la federación tenía más sindicatos pero de a poco fuimos fusionando y reduciendo el número organizaciones por empresas.
-Asusta un poco visitar la planta de SOPROLE con sectores enteros sin obreros. ¿Cómo enfrentan este escenario?
-La robotización avanza rápidamente. El proyecto futuro es automatizar toda la cadena productiva y vamos a tener que analizar esta nueva realidad. Tenemos que adelantarnos, asesorarnos e informarnos.
El camino es un diálogo social efectivo y respetuoso, pero sin dejar de ser la contraparte.
-¿Cómo ves a la Central Unitaria de Trabajadores?
-Queremos sentarnos a conversar con la presidenta y con parte del Ejecutivo de la CUT, en primera instancia para plantear que pretendemos estar al frente de los sindicatos del sector alimentación.
Con referencia a cómo veo a la central, ahora, al no estar la Nueva Mayoría, se va a sentir menos la incidencia de los partidos políticos.
En la década de los 70 los partidos se nutrían de los dirigentes sindicales y últimamente se daba el fenómeno inverso: los políticos usan a los sindicalistas y eso es lo que hay que cambiar.
Queremos una central que esté a disposición de los trabajadores y trabajadoras, sobre todo para los más vulnerables.
Hay que retomar la capacitación de nuevos cuadros sindicales y prepararlos para la organización sindical y las negociaciones colectivas.
Por último, quisiera agradecer a la Rel-UITA por la presencia y el apoyo constante a nuestra organización.
Las enseñanzas y la solidaridad que nos ofrecen son invaluables para nosotros.