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Con Alfonso Mendoza, secretario General de
Sintrainagro seccional Ciénaga

El avance de la palma africana y la pobreza en el campo

Trabajador bananero, dirigente del Sintrainagro, en el que ve “la salvación del movimiento obrero colombiano”, Alfonso habla con los giros expresivos y de entonación de la gente del Caribe y con la convicción de quien conoce por dentro el historial de la expansión del cultivo de palma africana, que avanza destruyendo empleos y exterminando la presencia y campesinas.

-El sector bananero en el Magdalena ha cambiado radicalmente. ¿Cuál es su situación actual?
-En el presente tenemos tres grupos bastante poderosos y lo mismo sucede con el sector palmero.

En el banano están Agrobanacaribe, Cadavid y el grupo de los Diazgranados. Los demás son pequeños parceleros que han quedado acorralados, en un mar de palma.

Desde 2003 la palma fue desplazando al banano y perdimos muchos puestos de trabajo.

Han quedado unas 9.000 hectáreas de banano. Ahora, cuando se comprueba que las bondades de la palma no son las que promocionaron, se está volviendo a plantar en el Magdalena, especialmente en los municipios de Aracataca, Retén.

-¿Cuáles son las diferencias principales entre la plantación de banano y la plantación de palma?
-La generación de empleo.

Por cada 10 hectáreas de banano, podemos tener entre 10 o 12 puestos de trabajo directos y unos 8 indirectos, mientras que por 10 hectáreas de palma hay un solo hombre.

Palma vs. Banano
Más precarización y menos empleo

-Otra diferencia es que la palma necesariamente necesita escala. Alguien que plante 3 o 4 hectáreas de banano consigue vivir en el campo, algo imposible con la palma. Pero los campesinos cayeron en la trampa…
-Sí, lamentablemente en el Magdalena los pequeños parceleros, campesinos que sobrevivían con el banano, fueron engañados y vendieron o arrendaron sus tierras a los palmeros. Y se quedaron sin trabajo, lo perdieron todo.

Otra diferencia es que las condiciones de trabajo son más crudas en el sector palmero: malas y mal remuneradas.

Un trabajador bananero afiliado a la organización sindical gana relativamente bien, mientras un palmero apenas llega al salario mínimo y cuando protesta por su jornal lo despiden.

Es mucho más difícil organizar sindicalmente a esos trabajadores, puesto que la conducta de los empresarios palmeros es antisindical.

De los más de 16.000 trabajadores que trabajan en las 45.000 a 50.000 hectáreas de palma que tenemos en el Magdalena, apenas 500 están sindicalizados.

-¿Cómo defines a Sintrainagro?
-Es la salvación de los obreros agroindustriales colombianos. Es uno de los mejores sindicatos que existen en el país, una luz de esperanza para los obreros.