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Con Carlos Payares González

“Quisieron matar la huelga y la organización de los trabajadores”

Carlos Payares González (11.11.1949 – 05.12.2020) se transformó en uno de los mayores estudiosos de la Masacre Bananera ocurrida entre la noche del 5 y 6 de diciembre de 1928 en Ciénaga, Magdalena. Odontólogo, sociologo y profesor de la Universidad de Magdalena, Payares es autor del libro “Memorias de una Epopeya”, que narra la situación de los obreros bananeros, el poder y manipulación de la United Fruit Company, más el comportamiento de la oligarquía y el ejército colombianos. La entrevista, que no pierde vigencia, se realizó el 6 de diciembre de 2008, a 80 años de la masacre.

Gerardo Iglesias

06 | 12 | 2023


Carlos Payares González | Foto: Gerardo Iglesias

-¿Qué es lo que no debemos olvidar de aquellos tempos?
-La memoria hay que reconstruirla a partir de una serie de relaciones sociales, económicas, políticas que son las que nos terminan ilustrando para poder enfrentar el presente y tener una visión en perspectiva de nuestros pueblos, de nuestro país.

Habrá que recordar la irrupción a nivel mundial del capitalismo expansionista, principalmente estadounidense. En este caso representado por una transna-cional, la United Fruit Company (UFC) —hoy Chiquita Brands—, cuyos intereses económicos hicieron que se comportara como lo hizo: una inversión escasa de capital, con un escaso desarrollo tecnológico y una alta capacidad extractiva.

Generar grandes ganancias, como en efecto ocurrió, y asociarse con altos sectores de la sociedad, principalmente con algunos terratenientes que provenían de familias de altos militares, a quienes el Estado colombiano entregaba tierras improductivas para tranquilizar sus ímpetus de guerra.

-Y ese componente local, ¿cómo se comportó?
-Como una seudo aristocracia parasitaria de la UFC. No fue para nada visionaria, se enriqueció, pero de la misma manera terminaba gastándose el dinero. Este sector de la sociedad colombiana decidió vivir a la manera europea, y ahí es donde algunos investigadores y escritores deducen lo que se conoce con el nombre de “La Bella Época”, que indudablemente existió.

Hay registros históricos y hay una arquitectura que se construyó alrededor de esas escasas familias del Magdalena —principalmente de Santa Marta— de Ciénaga y Aracataca (donde nació Gabriel García Márquez), que nos dan a entender como el modelo de vida, de consumo, y la forma de pensar no se fundamentaba en las necesidades ni en las circunstancias de nuestro medio y del propio modelo de producción.

Por ello, cuando la UFC decide abandonar en los 60 la región trasladándose a Urabá, estos sectores privilegiados entraron en una profunda crisis.

Extractivismo y los trabajadores bananeros

-¿Y los obreros bananeros?
-Hasta esta región llegaron trabajadores agrarios de las islas del Caribe y de muchos departamentos del país. Esta situación hizo que la población de Ciénaga aumentara superando los 30 mil habitantes, llegando a registrar una importante densidad demográfica.

Estos trabajadores vivían en una situación de gran pobreza. Eran trabajadores artesanales, no calificados, con circunstancias difíciles de educación. Como la transnacional no quiso tener una relación directa con los trabajadores, existían contratistas o subcontratistas a quienes la United Fruit Company pagaba los salarios.

Cabe recordar que el sistema de pago era a través de vales, lo cual amarraba al trabajador para comprar en los almacenes de la compañía y a trasladarse en ciertos trenes que había colocado la UFC.

La transnacional ganaba por la exportación del banano y porque su flota no regresaba vacía a nuestra región: llegaba atiborrada de mercancías de Europa y de Estados Unidos que luego vendía.

La propia UFC señalaba que era una manera altruista y de beneficio para los trabajadores, quienes podían consumir productos de alta calidad como los jamones de Virginia o manzanas de California…

-Es por ello que la huelga bananera contó con el respaldo de los comerciantes de Ciénaga y de Barranquilla, que también eran perjudicados por la transnacional…
-Sí, es que había una asfixia del mercado local, lo que hacía que muchas veces los pequeños comerciantes no pudieran cumplir sus compromisos con los bancos.

Volviendo al tema de los trabajadores, no debemos olvidar la existencia de los llamados colonos. Personas que cuando se reducía la contratación de mano de obra por parte de la UFC, se dedicaron a introducirse en las regiones inhóspitas del bosque del Magdalena. Muchos lograban producir algunas hectáreas con alimentos básicos.

Esta gente también fue agredida por la UFC cuando ella requería expandir la siembra de banano, ya que de manera legal o ilegal terminaba expropiando esas tierras. Otro mecanismo era la asfixia con el no suministro de agua, pues los sistemas de riego también estaban en manos de la United Fruit Company.

Es así que existen muchas denuncias contra la transnacional por parte de los colonos en el despojo de sus tierras.

-Da que pensar que este conjunto de condiciones fue el caldo de cultivo para la formación de las organizaciones sindicales.
-Sí, además, en esa coyuntura se da el inicio de la actividad sindical en el país: los destileros en Antioquia, los transportadores del Río Magdalena. Muchos de aquellos dirigentes estuvieron en la zona bananera divulgando aquellas ideas, su posicionamiento político, dando a conocer sus derechos a los trabajadores. Así se fue preparando el movimiento.

Considero que no debemos olvidar la Masacre, pero también debemos tener presente siempre cuáles fueron los hechos que explican la organización de los trabajadores y la huelga.

Claro que hay intentos para que todo se transforme en olvido, que encubre al Estado, a la UFC y a ciertos sectores de la sociedad. Hechos que fueron lesivos para la soberanía nacional y para el interés común de nuestro pueblo.

La Colombia de ayer y la de hoy

-Las condiciones de pobreza y exclusión social en poco han cambiado…
-Así es. Desde el punto de vista económico pareciera que las circunstancias no han cambiado mucho. Hay una estadística que demuestra que la pobreza excede más del 58 por ciento de la población según los propios datos oficiales, aunque hay otras apreciaciones que nos hablan de que el porcentaje es mayor.

Quiere decir que esas situaciones de pobreza aún perviven en nuestra nación, y que son las que generan esas protestas y esas movilizaciones a lo ancho y largo de la patria.

No se asume una responsabilidad con los trabajadores y se desconoce el derecho de la contratación colectiva y el pago de salarios, derechos que responden a la necesidad de la vida, de la satisfacción cultural y sanitaria.

Odiamos decir que buena parte de las razones que llevaron a las huelgas bananeras hace 80 años, está vigente en el país.

Entonces, debemos analizar cómo la historia se repite y parece cíclica, porque seguimos viendo que en todos los sectores de la economía, desde el primario, secundario, de prestación de servicios, y podemos hablar de un cuarto sector que es el de aplicación de tecnología, todo lo que el hombre crea para su beneficio sigue siendo lo que hace enriquecer a unos pocos y es razón de empobrecimiento para muchos.

De manera que, mientras estas circunstancias se mantengan así, no parece fácil que el futuro de Colombia sea agradable, es más, si uno escucha o lee algunos trabajos pareciera indicar que todo lo que se viene es mucho peor.