Con Gerardo Iglesias
Durante el desarrollo de la reunión anual del Comité del Grupo Profesional de Trabajadoras y Trabajadores de la Agricultura (GPTA) de la UITA, que se realizó en Bogotá, Colombia, el secretario regional Gerardo Iglesias presentó un informe sobre la situación que se vive en América Latina.
Giorgio Trucchi
25 | 9 | 2024
Gerardo Iglesias | Foto: Giorgio Trucchi
A continuación, transmitimos las partes más relevantes de dicho informe.
“Durante muchos años, Colombia ha sido uno de los países más violentos de la región para las y los sindicalistas. En 1986, en la Plaza de Bolívar de Bogotá, Luis Alejandro Pedraza leyó la proclama con la que se fundaba la Central Unitaria de Trabajadores. En ese momento, la OIT registraba que, en los últimos diez años, habían sido asesinados 2740 dirigentes y activistas sindicales.
Era una cacería a cielo abierto y la UITA estuvo presente en este acto fundacional y, luego junto a la CUT y a sus sindicatos afiliados (…)
No ha sido fácil en Colombia, no ha sido fácil tampoco para un sindicato como SINTRAINAGRO con sus cientos víctimas. En 1995, la UITA, sin ser afiliado SINTRAINAGRO a nuestra Internacional, realizó una de las mayores campañas de solidaridad realizadas en las últimas décadas. Lo hicimos para quitar el manto de de silencio, de estigmatización que había con esta organización (…)
Hoy estamos nuevamente en Colombia, donde continúa la violencia, no en la misma dimensión de los años 90, pero con vientos y asonadas golpistas en este país (…)
Nosotros somos una organización que nos destacamos en el mundo por proporcionar y defender los derechos humanos. Es tremendo lo que pasa en América Latina donde, cuando creemos que entramos en procesos democráticos, de transformaciones, comienza a soplar el viento autoritario y las amenazas de los poderes fácticos.
En Honduras, también se habla de que puede haber un golpe de estado contra la presidenta Xiomara Castro. Eso luego de que este país sufriera doce años de una horrorosa narcodictadura. Tenemos Argentina, con un gobierno ultra neoliberal y neo fascista que imita muy bien las reformas laborales nefastas que se hicieron en España y Brasil. Una situación que tenemos que enfrentar, porque el gobierno de Milei y de su oligarquía va, sobre todo, contra el movimiento sindical argentino y no lo podemos permitir (…)
A todo eso tenemos que agregar la violencia del agronegocio, del extractivismo, de la concentración y la extranjerización de la tierra. El gran capital transnacional, coludido con el poder fáctico nacional, llega a América Latina para adueñarse de la tierra, territorios, bienes comunes, como el agua. Los incendios en Brasil y Bolivia han sido claramente programados para el avance de la frontera agropecuaria (…)
A esto nos estamos enfrentando en América Latina, la región del mundo donde las personas defensoras de la tierra y los bienes comunes sufren la mayor violencia: 166 defensores fueron asesinados en 2023. Como Juan López, ultimado a balazos en Honduras por defender el agua ante la violencia de un emprendimiento minero (…)
Nos están envenenando. La nueva variante de soja transgénica de Bayer aprobadas en Brasil, utilizará por primera vez en el mundo un coctel de cuatro agrotóxicos mezclados. En un país donde el glifosato ya se encuentra en el 66 por ciento de las muestras de los ríos. Ya hay datos que demuestran que el veneno fue detectado hasta en la leche materna.
Mientras en Europa autoriza un límite máximo para el glifosato o cualquier otra sustancia de hasta 0,1 miligramos por litro de residuos, en Brasil esta cantidad es 5 mil veces más (…)
También nos enfrentamos a la expansión de la palma africana, como por ejemplo aquí en Colombia, donde SINTRAINAGRO tiene la más importante y avanzada convención colectiva en el sector del banano en el mundo. En la zona de Urabá se estima que unas 8 mil hectáreas de banano podrían ser reemplazadas por la palma aceitera, con la consecuente perdida de empleo y aumento de la contaminación por agrotóxicos (…)
Esta es la situación que estamos enfrentando. Difícil, complicadísima. Pero ¿Por qué tanta violencia? ¿Por qué siguen matándonos? No sólo por la tierra y los recursos. Es que aquí seguimos luchando encaprichadamente creyendo que un mundo mejor es posible (…)
Pero, para seguir haciendo esto, necesitamos de organizaciones sindicales fuertes y beligerantes. La historia de la UITA es una historia rica en acciones de solidaridad y respaldo a los movimientos democráticos y populares. En ese ámbito, en ese camino, siempre nos van a encontrar”.