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Una crónica de Dania Obando

Cuando hablar con la verdad se convierte en delito

Dania Obando – Rel UITA

23 | 10 | 2025


Foto: Dania Obando (archivo personal)

Dania Obando es una querida compañera, una trabajadora costarricense que, desde su puesto en la lavandería de la empresa Palma Tica enfrentó una querella judicial por alzar la voz ante las injusticias laborales que viven muchos trabajadores y trabajadoras.

Lo que comenzó como un intento de silenciarla, terminó convirtiéndose en un testimonio de lucha, dignidad y resistencia.

A continuación, compartimos una crónica escrita desde la experiencia directa, con el corazón y la conciencia bien firmes, en la que se refleja no solo una victoria legal sino también una reafirmación de que ni el miedo ni el poder pueden callar a quienes defienden la verdad.

Una victoria desde la dignidad

El 7 de abril del 2025 mi vida dio un giro inesperado. Ese día me encontraba trabajando en Coto 49, en el área de lavandería, que es donde laboro lavando la ropa que utilizan las cuadrillas que aplican químicos. En medio de la jornada llegó un notificador del Poder Judicial con una carta en la que me informaban que había sido querellada por el señor Jorge Herrera Venegas, médico de la empresa Palma Tica.

En ese momento sentí una mezcla de cólera, ansiedad y estrés, porque no entendía los motivos de esa querella. Busqué apoyo en FENTRAGH.

Desde ese día, junto con abogados del SINAE (Sindicato de Enfermería y Afines), del Partido de los Trabajadores (PT) y otros compañeros y compañeras solidarios, formamos un equipo de defensa.

Muy pronto comprendimos que todo esto era una maniobra empresarial para intimidarme, debilitarme y silenciarme. Pero eso jamás lo van a lograr, porque yo no les tengo miedo. Les tengo respeto como seres humanos, pero miedo, jamás. Como digo siempre, no hay que confundir la gordura con la hinchazón.

A diario recibo quejas de compañeros y compañeras mal atendidos por los médicos de empresa, personas que han sufrido accidentes laborales y no son remitidas al Instituto Nacional de Seguros (INS), trabajadores con secuelas graves o enfermedades laborales que siguen laborando sin atención adecuada.

Y esto no pasa en una sola compañía, sino en muchas empresas de la palma africana, donde desde que tienen médico propio, casi no se reportan casos al INS, porque lo que más les interesa es bajar los costos de las pólizas, no la salud de las personas trabajadoras.

Desprecio de clase

Durante el proceso judicial, quedó claro que estas empresas ofrecían un incentivo económico cuando en un mes no se reportaba ningún accidente, lo que demuestra que están premiando el silencio a cambio de dinero, comprando con incentivos la salud y la conciencia de los trabajadores y trabajadoras.

Los testimonios de las personas humildes y trabajadoras que estuvieron presentes en el juicio fueron fundamentales, porque mostraron con claridad lo que realmente sucede dentro de las fincas y centros de trabajo.

Desde aquel 7 de abril he vivido meses marcados por el estrés, la ansiedad y dolores de cabeza. Pero jamás perdí la fe ni la fuerza.

Y ese esfuerzo valió la pena, porque el juicio se llevó a cabo el pasado lunes 20 de octubre en los Tribunales de Ciudad Neily, y el martes 21 se dictó sentencia, donde fui absuelta de todas las acusaciones que el médico y su abogado presentaron en mi contra.

Una vez más queda demostrado que las mujeres vamos abriendo caminos.

Como madre soltera, trabajadora y estudiante tengo la fortaleza de seguir adelante sin dejarme vencer.

Una y otra vez

Claro que a veces me siento cansada, con ganas de tirar la toalla, pero, como la gallina, me revuelco en el polvo, me sacudo y sigo como nueva, con más fuerza y más ganas de continuar.

El miedo no tiene espacio en mí.

Por más obstáculos que pongan en mi camino, siempre buscaré la manera de brincarlos o rodearlos.

Pero ni se les ocurra pensar que voy a rendirme.

Agradezco profundamente el apoyo incondicional de Gerardo Iglesias, secretario regional de la UITA, quien ha estado presente y solidario durante todo este proceso, acompañándome como compañero de lucha y amigo en esta batalla por la verdad y la justicia.