De acuerdo con la versión de la empresa, en Bananera Córcega ya no se estaría empacando el banano, sino que se estaría vendiendo el racimo entero en la entrada de la finca a supuestos compradores.
Para Leitón es algo totalmente inusual en el sector agroindustrial, lo cual induce a suponer que detrás de la decisión de Grupo Calinda hay una estrategia de largo plazo y alcance.
“La decisión fue inesperada. No fuimos consultados y llega justo cuando nos faltaba muy poco para alcanzar la cantidad de afiliados establecida por la legislación laboral, para poder negociar colectivamente.
Creemos que se quiso golpear al sindicato y, al tiempo, abrir la puerta a un peligroso ensayo de tercerización en el sector de la agroindustria bananera”, advirtió el dirigente sindical.
De ser así, unos contratistas se harían cargo del área de empaque y seleccionarían al nuevo personal, dando trabajo solamente a personas no sindicalizadas.
Asimismo, sentaría un precedente sumamente peligroso, abriendo el espacio para que otros centros de trabajo de Grupo Calinda y otras transnacionales fruteras apliquen el mismo sistema.
El 9 de junio, el Sitrap solicitó una reunión urgente con la empresa para dialogar y buscar una salida negociada a esta crisis.
“Hasta el momento no nos han contestado. Ha sido una maniobra deshonesta y antisindical que va a generar un grave daño a trabajadores y trabajadoras.
Pedimos a la Rel UITA y a otras organizaciones amigas que nos apoyen para que la empresa recapacite y se siente con el sindicato”, concluyó Leitón.
Bananera Córcega es una de las cinco fincas bananeras propiedad de Grupo Calinda, división de Corporación Álvarez & Marín, ligada al empresario y político Antonio Álvarez Desanti.
Está certificada bajo las normas Global Gap y Rainforest Alliance. Exporta hacia Estados Unidos y la Unión Europea. Entre los compradores está Chiquita Brands.
Grupo Calinda cuenta con 2000 hectáreas aproximadamente en producción y genera más de 1350 empleos directos.