DERECHOS HUMANOS

El mortal incendio de Dehui y la inseguridad industrial

120 muertos y 70 heridos en matadero de aves
El mortal incendio de Dehui y la inseguridad industrial
El pasado tres de junio se declaró un incendio a las seis de la mañana en un matadero de aves en Dehui (provincia de Jilin), donde trabajaban unas 350 personas. Al parecer se originó por la ignición del amoniaco líquido o gaseoso utilizado para refrigerar.
La empresa, perteneciente a la Jilin Baoyuanfeng Poultry Company, producía 67.000 toneladas de carne de pollo al año. El incendio causó una verdadera tragedia, pues según las cifras publicadas por la agencia de prensa oficial, hubo por lo menos 120 muertos y 70 heridos; alrededor del 90 por ciento de las víctimas eran al parecer mujeres en edades comprendidas entre los 17 años y la cincuentena, en muchos casos venidas de las poblaciones rurales adyacentes.
 
Se considera el accidente industrial más grave que ha ocurrido en China en los últimos cinco años.
 
Este trágico resultado se debe en particular al hecho de que dos de las tres salidas de emergencia estaban bloqueadas: el personal se vio acorralado, incapaz de huir. Los supervivientes describen la violencia de las llamas, el terror, una lucha ciega por encontrar una vía de escape.
 
La investigación preliminar, que se llevó a cabo con extrema rapidez, confirmó que la empresa se tomaba muy a la ligera las cuestiones de seguridad. No se informaba al personal y no se realizaban ensayos, escaseaban los equipos de lucha contra incendios, por todas partes había materiales inflamables y no había ningún responsable encargado de la cuestión. Tampoco se realizaban visitas de inspección ante la indiferencia de la administración local.
 
El mismo edificio, aunque de construcción reciente, parece que no reunía los requisitos. Según Gao Guanbing, jefe del Partido Comunista en la capital provincial, Changchun, “todos los materiales de construcción empleados eran inflamables, lo que comportaba un notable riesgo de incendio”.
 
La agencia Nueva China, a su vez, lo corrobora: las salidas de emergencia estaban efectivamente bloqueadas, como sucede a menudo en todo el país, en particular para impedir que el personal circule libremente y se relaje, o sea, para que no haya más opción que concentrarse en el trabajo.
 
En pocos días hubo dos accidentes industriales más en el noreste de China. El 31 de mayo se declaró un violento incendio en un gigantesco silo de grano en la provincia de Heilongjiang, aunque esta vez sin que hubiera víctimas mortales.
 
El dos de junio, en la megalópolis industrial de Dailan, una explosión en un depósito de la petrolera Petrochina segó la vida de dos personas (y hubo dos desaparecidos). La prensa y el gobierno no tienen más remedio que reconocer el incumplimiento de las normas de seguridad en el país. Según la agencia Nueva China, “la facilidad con la que las empresas pasan por alto estas reglas y la negligencia de los inspectores locales han provocado frecuentes accidentes industriales”. Admite “un balance todavía lamentable en materia de seguridad en el trabajo” (citada en Le Monde del 4 de junio). “Trágicamente, la mayor parte de las inspecciones no se llevan a cabo sino después de una catástrofe como esta”, señala Geoffrey Crothall, experto del China Labour Bulletin de Hongkong… “Hay un gran número de empresas para un número escaso de inspectores” (citada por la agencia Reuters, 4 de junio).
 
Los accidentes industriales suscitan numerosas protestas populares. Así, en Dehui, el día después del incendio del matadero, una centena de familiares de las víctimas bloquearon carreteras y se enfrentaron a la policía, acusando al patrón de ser responsable de la catástrofe.
 
El gobierno parece dispuesto a reaccionar con rapidez. En el pasado había encendido los ánimos al manifestar su indiferencia, como en julio de 2011, cuando una colisión ferroviaria costó la vida de 40 personas, hiriendo a casi dos centenares más.
 
Sin embargo, la inseguridad está en todas partes: en la industria, la construcción, el comercio, el sector minero. En septiembre de 2008 murieron en un accidente 281 mineros. En el año 2012 fueron más de 1.300 los que perdieron la vida en las minas debido a corrimientos, explosiones o inundaciones.
 
El 25 de diciembre de 2000, el incendio de un centro comercial en Luoyang, en la provincia central de Henan, provocó 309 muertes. Los escándalos alimentarios se suceden y la contaminación se ha convertido en un grave problema de salud pública. Todo tiene su explicación: las petroleras responsables de catástrofes industriales bloquean también la aplicación de normas contra la contaminación, siempre en nombre de la competitividad, claro está.
  
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Foto: THEAGE