La decisión impide al Consejo Federal de Psicología (CFP) que prohíba a sus integrantes llevar a cabo tratamientos de “reversión sexual” como los que se acostumbraban décadas atrás.
Esos tratamientos, conocidos popularmente como “cura gay”, fueron prohibidos por el CFP en 1999.
Ya con bastante retraso respecto a lo que podía esperarse, la Organización Mundial de la Salud dejó de calificar como enfermedad a la homosexualidad en 1990.
El juez brasileño que falló por volver a aquellos años lo hizo escudándose en el “derecho” de los psicólogos a realizar los estudios que deseen si alguien los consulta “voluntariamente en busca de orientación acerca de su sexualidad”.
Peor aún: el juez falló dando razón a un grupo de psicólogos que se habían sentido limitados para ejercer con libertad su profesión por la resolución de 1999 del CFP.
El Consejo anunció que apelará la decisión y afirmó que la resolución de la justicia vuelve a “patologizar las prácticas homoeróticas”.
“Presentamos evidencias jurídicas, científicas y técnicas que refutaban el pedido de los psicólogos”, señaló en un comunicado.
La resolución de 1999, destacó, era un “motivo de orgullo de las defensoras y los defensores de los derechos humanos en Brasil” y había favorecido “la lucha contra los prejuicios», en un país que “presenta altos índices de violencia y muertes por LGTB fobia”.
De acuerdo a datos del Grupo Gay de Bahía, en Brasil cada 25 horas una persona es asesinada debido a su orientación sexual.
Hasta fines de mayo pasado se habían registrado al menos 117 muertes violentas de homosexuales, travestis, transexuales, bisexuales o lesbianas, 18 por ciento más que en el mismo período de 2016.