Pistoleros los mantienen aislados y montaron un Estado paralelo
Indígenas Xakriabá sitiados
y bajo amenaza de muerte
y bajo amenaza de muerte
Pistoleros los mantienen aislados
y montaron un Estado paralelo
y montaron un Estado paralelo
Foto: Gleison Miranda/Funai
La comunidad indígena Xakriabá de la aldea de Porcos, en el estado de Bahía, está sitiada por milicias armadas al servicio de terratenientes. Aislados, los nativos no pueden acceder a los servicios sanitarios, acercarse a la ciudad de Cocos a aprovisionarse, ni utilizar ningún tipo de transporte. Si cruzan la carretera pueden ser ametrallados o su maquinaria incendiada. Las amenazas de muerte son diarias.
Los que más sufren son los niños, las mujeres embarazadas, los hipertensos y las personas de la tercera edad.
La municipalidad ha sido también impedida de realizar obras para mejorar las carreteras que facilitarían la movilidad rural y el acceso a la aldea. Sus empleados han sido amenazados de muerte por este mismo grupo de pistoleros y terratenientes. El Consejo Indigenista Misionario – CIMI- denuncia la existencia de un “Estado” paralelo que viola los derechos humanos y cívicos de manera explícita, cotidiana y permanente.
El grupo indígena Xakriabá está basado en el oeste de Bahía, zona del nordeste brasileño privilegiada por una topografía plana y un clima con estaciones definidas. Esa una región muy rica en recursos hídricos.
Sin embargo, en las dos últimas décadas ha sufrido un enorme acoso del sector agroindustrial, que busca tierra y agua para el monocultivo de commodities agrícolas y el desarrollo de la pecuaria para exportación, expulsando a los pequeños agricultores y a las poblaciones tradicionales (quilombolas, ribeirinhos y pueblos indígenas).
En el municipio de Cocos, a 878 kilómetros de Salvador y con cerca de 20.000 habitantes, la ausencia del Estado ha fortalecido la actuación de grupos privados que controlan la región y expulsan a comunidades enteras de sus tierras.
La ley del más fuerte
Además, son inúmeras las denuncias elevadas a la Policía Federal de prácticas de trabajo análogas a la esclavitud utilizadas por los terratenientes de la región, como si se estuviera en la época colonial.
Hace más de cuatro años que los integrantes de la comunidad Xacriabá son atacado, para que desistan de luchar por sus derechos y por sus tierras.
Los ataques, que este año se intensificaron, son coordinados localmente por un capataz de los establecimientos agropecuarios instalados próximos a la aldea, ya denunciado e identificado por las autoridades policiales.
Un ejemplo de esa persecución es lo que sucedió en 2013, cuando el cura Albanir da Mata Souza obtuvo un vehículo a través de la Secretaría Especial de la Salud Indígena (Sesai) para brindar atención sanitaria a la comunidad.
Al enterarse de esto, los terratenientes amenazaron al cura y al líder indígena Divalci, a tal punto que actualmente ese vehículo tiene prohibido entrar o salir de la aldea. Al sacerdote también se le ha impedido celebrar misas en áreas rurales, bajo amenaza de muerte. El cura formuló las denuncias correspondientes, identificando a los autores de las amenazas ante la Policía Civil y el Ministerio Público Federal de Barreiras.
En mayo de 2014, la comunidad fue autorizada a perforar un pozo para abastecerse de agua, pero las obras no han sido concluidas debido a ataques de pistoleros.
En 3 de junio de 2014, un vehículo del Sesai con la familia del cacique local a bordo fue atacado por dos pistoleros y obligado a retornar a la aldea. Los autores del ataque fueron identificados y denunciados.
Al llegar a la aldea, el cacique fue cercado por aproximadamente 40 hombres que lo hostilizaron. Los pistoleros responsables de la emboscada fueron ovacionados y recibidos con gritos y aplausos. Uno de ellos, también identificado, amenazó de muerte al cacique repetidas veces y le informó que a partir de ese momento el auto de Sesai o cualquier otro vehículo de organizaciones de defensa de los derechos indígenas tenían prohibido circular en la localidad. Si su orden no era respetada, dijeron, incendiarían los vehículos que estuviesen al servicio de la comunidad.
Nada ha cambiado
Sitiada y amenazada, la comunidad indígena logró pese a todo contactarse con la Funai en Paulo Afonso, Bahía, y solicitó una visita urgente al área.
El 19 de junio, la Coordinación Regional de la Funai de Paulo Afonso se dirigió a Porcos con el fin de conocer la situación y buscar soluciones al conflicto.
El día anterior surgieron rumores de que se preparaba un atentado contra el equipo de la Funai. Laamenaza se cumplió alrededor de las 6 de la tarde, cuando el vehículo que los conducía fue alcanzado por disparos de armas de grueso calibre.
El equipo federal denunció el hecho ante la policía de Cocos, pero hasta ahora no ha habido reacción, y los accesos a la aldea siguen bloqueados.
Por todo esto, manifestamos nuestra solidaridad con los Xakriabá de la aldea de Porcos, en la municipalidad de Cocos, así como con las comunidades tradicionales del oeste bahiano y el padre Albanir da Mata Souza. Exigimos que se respete la Constitución, reconociendo y demarcando el territorio tradicional Xakriabá y garantizando sus derechos, inclusive el derecho a la libre circulación.
Exhortamos a las autoridades y organismos públicos a que restablezcan el estado de derecho en la región, tomando medidas de emergencia y estructurales para la protección de los afectados.
Denunciamos igualmente el vínculo existente entre las acciones de estos terratenientes y sus pistoleros con los discursos de incitación al crimen proferidos por legisladores del Frente Parlamentario Agropecuario, y las pautas anti-indígenas defendidas por la “bancada ruralista”, integrada por representantes del agronegocio, como las Propuestas de Enmienda Constitucional (PEC) 215/00, 237/13, 416/14 y el Proyecto de Ley 227/12.