Un año atrás, once campesinos y seis policías morían en Paraguay en un enfrentamiento que se conocería como “la masacre de Curuguaty”
A un año de Curuguaty, un libro desnuda la masacre
“Un golpe de la rosca de la tierra”
Un año atrás, once campesinos y seis policías morían en Paraguay en un enfrentamiento que se conocería como “la masacre de Curuguaty” y que sería el preludio del golpe de Estado parlamentario contra el presidente Fernando Lugo. En una investigación que acaba de publicarse, el periodista Julio Benegas Vidallet acusa de la matanza a militares, empresarios y políticos de derecha.

Eso bastó para que le montaran no uno sino varios complots”, dijo Benegas Vidallet en Montevideo, donde llegó esta semana para presentar La masacre de Curuguaty. Golpe sicario en Paraguay, publicado pocas semanas atrás y que ya agotó su primera edición.
“El del 24 de junio contra Lugo fue un golpe de la rosca mafiosa de la tierra”, y su preparación fue precisamente la matanza de Curuguaty, que fue utilizada para acusar el presidente y ex cura de “ineptitud” y organizar su destitución en un juicio político ultra rápido “que no fue más que una farsa”, señaló el reportero.
El libro de Benegas viene a llenar un vacío: lo que no hizo la justicia (investigar de manera independiente los hechos que el 11 de junio de 2012 llevaron a un tiroteo en el que murieron 17 personas, la mayoría de ellos campesinos) lo hizo un periodista.
“Hay un silencio increíble en mi país sobre este tema. Como a los terratenientes no les interesa que se hable de esto, no se habla”, apunta Benegas, quien durante casi dos décadas del diario ABC Color y hoy es animador de la publicación electrónica E’a.
El libro detalla los días previos al tiroteo del 11 de junio, desatado en el predio de 2.000 hectáreas Marina Cué, en el distrito de Curuguaty, a 240 kilómetros de Asunción, ocupado por un centenar de campesinos que reclamaban su entrega desde hacía ocho años y cuestionaban la legalidad de los títulos exhibidos por Blas Riquelme, un político colorado y terrateniente ligado a la dictadura de Alfredo Stroessner.
Benegas saca a luz los artilugios utilizados por Riquelme para quedarse con esas tierras, que el Estado había cedido al Instituto Nacional de Desarrollo Rural de la Tierra (INDERT), el organismo encargado de la aplicación de la reforma agraria.
El periodista interroga a lugareños que presenciaron los hechos, todos ellos campesinos cuyas vidas reconstruye y va tejiendo hasta el desenlace de la matanza, y a familiares de las víctimas, así como a policías.
En sus poco más de 120 páginas, escritas “en la urgencia” tras cuatro meses de investigaciones, logra atar cabos y desmenuzar el operativo que condujo al desalojo de los campesinos ocupantes y al enfrentamiento armado.
“Las primeras balas fueron tiradas desde el frente policial”, provocando “la reacción campesina”, que a su vez fue “reprimida de una manera desproporcionada. Varios de los campesinos heridos fueron ejecutados”, denuncia.
“Todo fue una provocación. En el desalojo de las tierras participaron más de 300 policías liderados por un grupo de operaciones especiales armado a guerra. El conjunto del operativo fue ilegal, ya que el predio no era propiedad de Blas Riquelme sino del Estado y los jueces que lo ordenaron lo sabían”, insiste Benegas, ex secretario general del sindicato de periodistas de Paraguay.
También desliza la responsabilidad en el montaje de la masacre de Horacio Cartes, un multimillonario empresario que resultara electo presidente de Paraguay en las elecciones de abril pasado.
Benegas dice no poder probar la paternidad de Cartes sobre “el complot que derivó en asesinatos en cadena” pero de lo que no tiene duda alguna es de que fue “el principal articulador de las fuerzas que operaron en el parlamento para derrocar a Lugo”.
“Cartes está ligado a todos los poderes fácticos en Paraguay, en particular a las transnacionales como Monsanto”, como lo está el actual presidente Federico Franco, vice de Lugo que lo sucedió luego de la destitución del ex obispo católico, sostiene Benegas.
Apenas llegado el poder, Franco autorizó la comercialización de una variedad de algodón transgénico de Monsanto que bajo Lugo estaba trancada. A tal punto son intensos los lazos entre Franco y la transnacional que muchos bautizaron al golpe contra Lugo como “el golpe de Monsanto”, apunta el periodista.
“Si uno mira a quién benefició la masacre de Curuguaty verá que fue a los mismos que se beneficiaron con la caída de Lugo unos pocos días después”, remata Benegas.
