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Con Gabriela Mundo

“Si las condiciones estructurales no cambian, las personas seguirán huyendo, con o sin coyotes”

Gabriela Mundo, Directora de Relaciones Internacionales de la Procuraduría de Derechos Humanos de Guatemala, aborda las causas que intervienen para que miles de guatemaltecos −hombres, mujeres y niños− abandonen su país en la búsqueda de un mejor porvenir.

Gerardo Iglesias


Ilustración: Cau Gómez | CartonClub

-Para que la gente se anime a cruzar todo México para llegar a Estados Unidos, habla de la situación penosa que viven en Guatemala…
-Muchas causas empujan a estas migraciones. La desigualdad social y económica es brutal en Guatemala.

El 70 por ciento de la población vive del empleo informal, un 50 por ciento es pobre y buena parte de ellos están en pobreza extrema. Hay también niveles enormes de desnutrición crónica infantil.

Son condiciones sociales y económicas que perduran hace muchos años y que afectan sobre todo a la población indígena.

Por otra parte, los niveles de violencia e impunidad son altísimos.

En 2006 se estableció la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) porque el 95 por ciento de los casos que ingresaban al Ministerio Público quedaban sin castigo.

Existe además otro fenómeno muy complejo, el de las maras o pandillas, que colocan a la población en una situación de vulnerabilidad muy alta.

A lo anterior hay que anexar el fenómeno del cambio climático. El año pasado dos huracanes tremendos devastaron zonas en las que personas que practicaban una agricultura familiar de sobrevivencia se quedaron sin nada.

Todos esos factores empujan a la gente afectada a irse del país. Muchos de los migrantes son menores de edad que viven en un contexto familiar muy complicado y que se ven obligados a migrar para buscar sobrevivir. Algunos viajan por reunificación familiar, porque ya tienen parientes viviendo en Estados Unidos.

-Un país que exporta personas…
-Es correcto. Somos un país que exporta personas porque carece de condiciones para que vivan, pero al mismo tiempo sus aportes representan el 13 por ciento del Producto Interno Bruto nacional, un porcentaje que está en constante crecimiento.

La violencia al acecho, dentro y fuera

-En la travesía se documentan muchos episodios de violencia, como la masacre de 16 migrantes guatemaltecos en Tamaulipas, México, brutalmente asesinados en enero último.
-Ese caso, conocido como la masacre de Camargo, y que remonta al 22 de enero pasado, no es el primero de este tipo.

Ha sido un episodio muy mediático, pero hay documentadas al menos cuatro matanzas similares o peores: el asesinato de 72 migrantes en 2010, el caso de las fosas clandestinas de San Fernando de 2011, la masacre de Cadereyta de 2012 y la de Güémez de 2014.

La violencia que tienen que enfrentar los migrantes en México no es para nada nueva. Una de cada tres personas que emigran fallecen. Puede ser por varias causas, pero la violencia que enfrentan en la ruta es unas de las principales. Y el estado mexicano no actúa.

-¿Cuál fue la reacción del gobierno guatemalteco tras las masacre de Camargo y cuando los cuerpos llegaron a la Guatemala?
-Declaró tres días de duelo nacional cuando los cuerpos fueron repatriados. Pero eso fue hace pocas semanas, cuando la matanza fue en enero.

El presidente dijo que van a investigar a los coyotes, aquellos que pasan a los migrantes. Pero el tema no es sólo eso: si sigue habiendo racismo, pobreza, exclusión, impunidad, es decir, si las condiciones estructurales no cambian, las personas seguirán huyendo, con o sin coyotes. El gobierno ve las cosas en la superficie.

Tampoco va a detener la migración las posturas duras tradicionales de Estados Unidos. Se trata de un problema de fondo.