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Con Lorena, trans hondureña
integrante de la caravana de migrantes

“Hay que romper el muro”

El caminar estoico de miles de mujeres, hombres, niños y niñas a lo largo de México, buscando la frontera con Estados Unidos, ha evidenciado la solidaridad y el acompañamiento del pueblo mexicano. La inmensa caravana huye a pesar de la incertidumbre y los peligros del camino.

Y no es tanto lo que pide, es sólo un poco, es el principio
El primer paso que le ayude a caminar
Y así, de paso a pasito ella va abriéndose el camino
Cuando arranque nadie la podrá parar

Canta, la esperanza canta y con el tiempo
La tristeza cambia como cambia el aguacero con los vientos
Canta, que la vida aprieta pero abraza
Al que con empeño alza sus alas en el viento y se echa a andar…
(Marta Gómez, “La esperanza canta”)

 

En el campamento montado en Ciudad de México, en el estadio “Palillo” de Ciudad Deportiva, La Rel conversó con Lorena Monserrat Fuentes Rosa.

Hondureña, es una mujer transexual que viaja junto a otras personas de la comunidad LGBTI, uno de los primeros colectivos en llegar a Tijuana el pasado 11 de noviembre.

Ha trascendido que incluso optaron caminar al frente de la caravana debido a la enraizada cultura de discriminación que atrae otros riesgos y violencias.

-Después del fraude electoral, ¿cómo están las cosas en Honduras?
-Todo está mal, la economía bajó mucho, hay mayor represión, más pobreza, más obstáculos, menos oportunidades y todo ha empeorado.

Vengo en la caravana porque la riña, la rencilla, la mara, todo está peor.

Somos mujeres que por evidenciar nuestra orientación sexual somos atacadas y no hay trabajo para nosotras.

La persecución en Tegucigalpa a la comunidad trans es horrible. Los ataques incluyen abusos sexuales yo a través de un abuso sexual soy portadora de VIH.

“Nos tratan como mexicanos”

-¿Cómo ha sido el camino, la llegada a Ciudad de México?
-Noches largas, pesadas, lluvia, sol, frío.

Si no es por los apoyos de las organizaciones de derechos humanos, religiosas, de todos los que andan ahí caminando con nosotros, no sé qué hubiera pasado.

Si viniéramos solos nos hubiéramos muerto de hambre. En la frontera yo escuché que hubo retén y disturbios, gracias a dios a mí no me tocó eso directamente. Pero a mis compañeros sí, y han sido unos días muy duros.

La Ciudad de México te hace creer en los milagros, sobre todo cuando ves a gente que no es de tu país que te trata como mexicanos y te reciben con mucha hermandad y hospitalidad.

-¿Has pensado acogerte al estatus de refugiados en México?
-Agradezco todo este cariño y este recibimiento, pero yo quiero unirme a mi familia, quiero unirme a ellos allá en Los Ángeles. Tengo mis primos, mis tíos.

¡Tenemos que romper ese muro! Pero hay miedo. Tratamos de no hacer caso a los rumores para no preocuparnos.

Pero cuando ya nos enteramos aquí que hay soldados, militares estadounidenses en la frontera, que los va mandar el Trump, nos preocupa la situación.

¿Va a matar a niños inocentes? ¿Le van a disparar a familias enteras? Escuché que iban a dar autorización para que dispararan.

Nosotras seguiremos en el camino, confiando en el apoyo de tanta gente.


En México, Gilberto García