Llega al hotel donde sesionará la actividad y la mayoría de los compañeros y compañeras lo saludan con especial cariño. Pablo ha estado en momentos decisivos de la lucha sindical de los trabajadores de Coca Cola en Panamá y eso la gente lo sabe y lo reconoce con generosidad.

“Es un placer venir a vuestro país y traer el saludo del compañero Raúl (Álvarez)”, comienza diciendo Pablo, y la mención al presidente de la Felatrac origina un cerrado aplauso. La gran mayoría no lo conoce personalmente, pero es consciente de su tenacidad solidaria.

“Lamentablemente −prosigue Pablo− escuchamos cosas dramáticas en vuestros relatos, que también hemos observado en otros países de América Latina luego de la pandemia. A esa situación hay que agregar el flagelo de la guerra en Europa, nueva excusa para decir que hay que aumentar el precio del combustible, que tenemos que pagar más por los alimentos, que por la guerra los medicamentos suben por las nubes. Problemas comunes”.

Ante los problemas que enfrentamos, compañeras, compañeros, dijo, “debemos avanzar en la unidad, fortalecer a nuestros gremios con apoyo, con presencia, con militancia”.

“En la lucha ante las compañías transnacionales que se manejan cada vez más con mayor vehemencia, deben saber que no están solos, no están solas”, concluyó.

El 7 de mayo último la Federación cumplió 14 años de existencia, desde que se conformó en Buenos Aires. Sus antecedentes directos se remontan a febrero de 2006, a un restaurante de la cinta costera de la Ciudad de Panamá. Allí nació la idea.

Esa noche Luis Alejandro Pedraza, en su entusiasmo en favor de esa nueva estructura, inédita en el mundo, se dirigió a Raúl Álvarez manifestando: “Necesitamos una federación latinoamericana, y esa federación lo necesita a usted en la presidencia”.

Hoy la Felatrac va ganando espacios. Panamá es testimonio de ese avance.