Algo huele muy mal en Pescanova. La situación real de Pescanova, una de las principales pesqueras de Europa y una de las mayores multinacionales españolas, sigue siendo una incógnita
Con Sebastián Serena
La crisis de un “símbolo español”
Algo huele muy mal en Pescanova
La situación real de Pescanova, una de las principales pesqueras de Europa y una de las mayores transnacionales españolas, instalada en varios países de América Latina, sigue siendo una incógnita. Sus trabajadores acusan a la dirección de ocultar información y preparan movilizaciones.
“En España la información está siendo muy escasa. Lo que se conoce es sólo a través de los medios. Los trabajadores hemos pedido una reunión con la dirección de la compañía, incluido su presidente, y hasta ahora no se nos ha concedido. Nada sabemos, y son miles de fuentes de trabajo las que están en juego”, dijo a La Rel desde España Sebastián Serena, responsable del sector de alimentación, bebidas y tabaco de la Federación de Industrias y Trabajadores Agrarios (FITAG) de UGT.
Lo que los medios han informado es que la empresa se encuentra en una situación de virtual quiebra, que adeuda al menos 2.000 millones de dólares y que sus acciones cayeron casi en 60 por ciento luego que anunció que su viabilidad estaba en duda.
“La UGT ha exigido a Pescanova que aporte las cuentas para saber la deuda real de la compañía y si fuese necesario hacer las gestiones que estén en nuestras manos para buscar soluciones al problema. Pero está siendo imposible, y la cosa cada día se va deteriorando más. Tenemos datos de que la deuda aumenta, y que nos hacen sospechar que detrás de la crisis hay algo más que una mala gestión”.
Serena aludió a informaciones según las cuales días antes de que Pescanova se presentase a concurso voluntario el presidente de su Consejo de Administración había vendido un 7 por ciento de sus acciones a un precio mucho más alto del que tienen ahora y que se había contactado con un abogado penalista.
“Eso sólo bastaría para hacerte pensar que algo ocurre. Se van produciendo cosas que nos hacen recordar experiencias muy negativas que hemos vivido en España en otras empresas de alimentación. Parecía que todo iba bien, invertían e invertían y luego se comprobaba que se trataba de una pantalla para pasar dinero de unas filiales a otras e ir descapitalizando a la casa madre”, dijo Serena.
“Hoy en España la actividad de Pescanova aparenta ser normal, no ha habido despidos y es probable que los salarios de abril se paguen en fecha”, pero así sucedía también en otras grandes empresas que luego despidieron masivamente trabajadores o cerraron.
En Chile, Pescanova tiene en venta a su filial, la salmonera Acuinova, cuyos trabajadores ignoran todo acerca de su futuro. La dirección de Acuinova sigue la misma política que la de la casa madre: nada ha informado a sus 800 empleados.
En caso de cierre, toda la zona del sur donde está implantada la fábrica “viviría una situación insostenible”, dijo a La Rel días atrás el presidente nacional de la Confederación de Trabajadores de la Pesca de Chile (CONTRAPECH), Alexis Cancino.
La cosa se agrava porque “la mayoría de los trabajadores de la salmonera son matrimonios”, lo que multiplicaría los efectos de un eventual cierre de la planta.
Cancino recordó a La Rel la importancia de la industria del salmón para esta zona, al aportar cerca del 40 por ciento del producto interno bruto de la región.
En España, por lo pronto, los sindicatos preparan movilizaciones masivas para el primer fin de semana de mayo y exigen que la justicia mercantil convoque a concurso de acreedores y que cualquier plan de reestructuración de la empresa que se decida excluya despidos de personal o la venta de activos, en función de que consideran que Pescanova no ha perdido viabilidad y que los trabajadores no tienen por qué pagar una crisis que no han creado.
La intención de los sindicalistas es que de las movilizaciones participe “el conjunto de la ciudadanía de Vigo”, en Galicia, donde la transnacional tiene su sede, e incluso que se movilice al gobierno regional gallego, que se ha dicho “muy preocupado por el futuro de la empresa”.
En Vigo, Pescanova da empleo directo a 1.500 personas e indirecto a más de 6.000. “Son muchas familias las que dependen de esta empresa de muy fuerte implantación y arraigo” en una región que no es precisamente de las más ricas de un país como España con un índice de desempleo de los más altos de Europa, dijo Serena a La Rel.
Creada en los años sesenta en esa región cercana a la frontera con Portugal, Pescanova es hoy la segunda mayor procesadora de pescado de Europa y está entre los diez primeros grupos pesqueros a nivel mundial.
España es a su vez el primer productor de pescado del continente, al que abastece en 80 por ciento.
Fue, Pescanova, la primera empresa en el planeta en aplicar el congelado a la cadena pesquera y la primera en construir un buque congelador, en el 61, y actualmente mantiene una flota de casi un centenar de barcos en Australia, Mozambique, Sudáfrica, Namibia, Chile, Argentina y Perú, así como plantas en países de varios continentes, entre ellos Chile y Honduras, según reseña el diario español ABC en una nota aparecida a mediados de abril.
De los más de 10.000 trabajadores que emplea en forma directa en el mundo, alrededor de las tres cuartas partes están en América.
“Pescanova es una empresa pionera, de las pocas multinacionales españolas en el sector de la alimentación y prácticamente un símbolo en este país. Lo que se juega en ella es mucho”, remató Serena.
Foto: Gerardo Iglesias