SINDICATOS

ATILRA: Plantando árboles sin esperar el beneficio de la sombra

Un Sindicato volcado a la sociedad

Con Héctor Ponce
ATILRA: Plantando árboles sin esperar el beneficio de la sombra
Un Sindicato volcado a la sociedad
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Héctor Ponce, secretario general de ATILRA
La Rel dialogó con Héctor Ponce, secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (ATILRA), que viene desarrollando una intensa labor social en su mayor zona de influencia: la provincia de Santa Fe. En esta oportunidad conversamos sobre el Centro Educativo Tecnológico de Sunchales: más de 7.500 m2 al servicio de la sociedad.
-¿Cuándo se inaugura el Centro Educativo Tecnológico (CET)?
-En la semana comprendida entre 17 y el 21 de marzo, coincidiendo con el comienzo del ciclo lectivo, y además porque en esas fechas se desarrollará la 3era. Conferencia Internacional de la División Mundial del Sector Lácteo de la UITA.

-¿Qué características edilicias tiene el CET?
-Esta primera etapa cuenta con 7.500 m2  construidos, a los que se sumarán en el corto plazo los de una planta piloto que contará con diferentes líneas de producción.

Se construyó un auditorio de 1.300 m2 de superficie cubierta con una gran
explanada en la parte exterior, con 305 butacas de las cuales las primeras 108 cuentan con un sistema especial para conferencias, para votación y micrófono.

Además, se ha diseñado un gran escenario donde se pueden desarrollar no sólo conferencias, sino también actividades culturales diversas porque está equipado con sistema de sonido para shows en vivo.

El edificio tiene dos niveles. En la planta baja tenemos once aulas. Las tres primeras están destinadas al laboratorio de informática, luego son aulas comunes y finalmente una gran Aula Magna con capacidad para 120 personas sentadas.

Todo esto está equipado tecnológicamente con sistemas de última generación para proyección en pantalla, videoconferencia, sanitarios con lockers, una cantina, un gran patio cubierto cuya finalidad es que cuando los alumnos salgan de sus aulas tengan su momento de descanso y puedan concentrarse ahí y no en los pasillos, con lo que se evitan los ruidos molestos para los que están en clase.

-¿Cuáles son los cursos que se ofrecerán?
-Licenciatura en enfermería; tecnicatura en producción y elaboración de alimentos y enfermería universitaria, son las tres carreras que se dictarán en el marco del convenio entre la Fundación ATILRA y la Universidad Nacional del Litoral.

Lo que procuramos con estos cursos es generar carreras terciarias y universitarias que tienen una fuerte demanda en la región.

-Interesante la propuesta de la planta piloto, donde se capacitarán futuros trabajadores, y me imagino que también está orientada a la formación de los propios productores, ¿verdad?
-Hemos encarado este proyecto para fortalecer y defender al sector lácteo en su conjunto y los pequeños y medianos productores hacen parte de nuestras prioridades.

Cada vez que se cierra un tambo hay un grupo de personas que deja el campo emigrando hacia las ciudades más grandes, y esto constituye una pérdida cultural y de saberes inconmensurable.

El encare de nuestra lucha pasa por defender los derechos de los trabajadores, pero también entendimos desde el Consejo Nacional de ATILRA que debíamos abrirnos a la comunidad en su conjunto.

-Vemos que ATILRA va más allá de los intereses económicos de los trabajadores, para insertarse cada vez más en la sociedad, sus problemáticas y desafíos…
-Desde hace un buen tiempo estamos dando pasos concretos para vincular al Sindicato con la comunidad, sus sueños, sus problemáticas y sus diferentes reivindicaciones.

Que el CET se ubique en Súnchales es nuestra forma de colaborar con la educación y la salud de una comunidad, que para encontrar esos servicios que ofreceremos hoy debe trasladarse a otras ciudades muy distantes.

En ATILRA tenemos sueños, y trabajamos
para que se concreten

-En 2002 ustedes asumen la conducción de ATILRA y heredan una organización desmantelada, endeudada y desprestigiada ante los trabajadores. ¿Cómo lograron en tan corto tiempo que ATILRA diera un salto cualitativo tan impresionante?
-Lo primero que hicimos fue cambiar la cabeza de los propios dirigentes.

Entendimos que debíamos hacer una renovación hacia adentro, y aquellos dirigentes que no cumplieron debidamente con su función, que no entendieron que el Sindicato necesitaba nuevas actitudes y un nuevo compromiso con los trabajadores, se tuvieron que ir.

Se trabajó mucho el concepto de la conciencia solidaria colectiva, y eso hizo que pensáramos en un proyecto general y para todos. Los resultados están a la vista.

Después, como bien dices, tuvimos que hacernos cargo de las deudas que dejó una dirección irresponsable; solo en prestaciones de salud debíamos más de 7 millones de dólares, lo que nos tornaba una entidad quebrada.

Prácticamente nadie creía en nuestros proyectos, los únicos que teníamos la convicción de que se podía éramos nosotros mismos. Estábamos seguros de que había que cambiar lo esencial: el valor moral de las personas, sabiendo que a partir de eso todo se consigue.

Pero también tenemos la convicción de que los sueños no son para siempre. Uno puede tener sueños, pero también hay que tener la valentía y la fuerza para materializarlos, y eso es lo que hacemos desde ATILRA.

Primero contemplamos las aspiraciones de nuestros afiliados, y ahora nos vinculamos a la comunidad, a su problemática y a sus sueños.

Como dice el gran escritor paraguayo Augusto Roa Bastos en El Fiscal: “El destino es lo que nosotros hacemos de él”.

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Centro Educativo Tecnológico de ATILRA
Fotos: Nelson Godoy