A este caso se suma el de otros siete trabajadores que fueron despedidos en 2015 por igual motivo, y ganaron este año el juicio iniciado contra Cargill, que sencillamente optó por pagar una multa monetaria en lugar de restituirlos, fórmula usada normalmente por las empresas para evitar la sindicalización.
Las afiliadas de la UITA de todo el mundo se están movilizando y expresando su apoyo a estos trabajadores que fueron despedidos por ejercer el legítimo derecho a la libre asociación.