Aparenta menos edad. La observo frágil, introvertida y me sorprende que acepte la entrevista sin vacilación, con un sí desafiante. Tiene 37 años, es abogada y hace parte del Centro Loyola, un espacio de la Compañía de Jesús de los Padres Jesuitas. Durante el diálogo, el carácter, la militancia y vivencias de Mercedes me llevan al rincón donde los tontos corroboran qué engañosas son las primeras impresiones.