“(…) Vivimos una situación compleja, angustiante, principalmente en la región de América Latina. En Brasil, como bien lo definió el compañero Cadú (Carlos Eduardo Chaves Silva), de la Contar, estamos padeciendo una coyuntura dramática, consecuencia de dos virus: el Covid-19 y el gobierno de Bolsonaro.
Esta semana pasamos las 150 mil muertes, superamos los 5 millones de contagios, sabiendo que esos números no son reales, que hay un mayúsculo subregistro. Por lo tanto, tenemos una gran preocupación con la vida, con la salud y sabemos que parte de esto se da en función de la poca o nula atención que el gobierno ha dado a la pandemia.
Hay una politización de la pandemia, una profunda desarticulación entre el gobierno federal y los estaduales y también, hay que decirlo, la propia población desorientada y confusa, que no cumple con mínimos protocolos.
El gran temor que tenemos es que haya un rebrote de la enfermedad, como está sucediendo en varios países de Europa, lo que provoca una gran inseguridad.
Por otro lado, según datos oficiales tenemos más de 10 millones de personas que están pasando hambre. Debemos recordar que Brasil en 2014 fue declarado por la FAO por fuera del mapa del hambre, un gran logro de muchos años de lucha, de marcos regulatorios especialmente articulados con el Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Consea), creado en 1993 y eliminado por el gobierno de Bolsonaro.
El aumento del hambre, y especialmente el aumento de las desigualdades, nos preocupa enormemente. Hace unos días la Red Mundial Contra las Crisis Alimentarias notificó que hoy son más de 155 millones las personas que se encuentran en las fases más críticas del hambre. Mientras esto sucede, el segmento más pudiente vio crecer su riqueza en 30 por ciento en el mismo período”.
Cadú hizo referencia a las reformas introducidas por el gobierno de Bolsonaro, pero debemos mencionar que el desmonte de derechos va mucho más allá del ámbito laboral.
En el país se desarticularon políticas públicas hacia las mujeres, hacia los jóvenes, la agricultura familiar y los campesinos.
Nos preocupa mucho el debilitamiento del movimiento sindical. Todo gobierno neoliberal y de extrema derecha una de las primeras cosas que hace es desmantelar y debilitar las organizaciones sociales, y principalmente las organizaciones sindicales.
En este sentido queremos decir que estamos trabajando junto a nuestra Regional Latinoamericana de la UITA y con el permiso de la Contar y de Gerardo (Iglesias), ambos presentes, soy portador de una buena noticia.
Comunico al GPTA que estamos muy cerca de conformar una gran coalición de las cuatro organizaciones de la agroalimentación de Brasil, organizaciones que actúan en el campo y en la industria de la alimentación: Contar, Contag, CNTA y CONTAC.
La idea es articular la lucha, nuestras capacidades, y quién sabe si para el futuro no podremos mejorar tanto la representatividad como la representación de la acción colectiva sindical”.