-La reforma laboral eliminó la obligatoriedad del impuesto sindical, lo cual desde la CUT se apoyaba desde hace muchos años, ¿y ahora?
-Para responder a esta pregunta debo remontarme a la propia historia de la CUT. Es cierto lo que tú dices, nuestra central desde el inicio fue contraria al cobro de este impuesto, porque ello significaba atar la actividad sindical al Estado y la propuesta era independizarse organizativamente.
Lo que está sucediendo ahora con la reforma laboral es que no sólo eliminó el impuesto, sino que restringe cualquier tipo de recaudación por parte de los sindicatos porque exigen una autorización individual de cada trabajador o trabajadora, algo que está todavía en discusión jurídica pero viene retrasando el trabajo de muchas organizaciones.
La manera en cómo fue instrumentada esta reforma deja claro que no pretende corregir los vicios reales que había que eliminar, sino que su objetivo es destruir a las organizaciones sindicales.
Este es uno de los aspectos, el otro es que aquellos sindicatos que estaban distanciados de sus bases y sin capacidad de representación son los que están cerrando.
En cambio, aquellos como el Sindicato de la Alimentación de Serafina Correa, que siempre mantuvo un debate fluido con sus bases, están dando continuidad a su labor.
-¿Cómo encaran ese trabajo?
-Estamos justamente en medio del debate sobre la contribución sindical, es muy difícil erradicar del imaginario de los trabajadores algo que fue machacado sistemáticamente a través de campañas de desprestigio hacia el sindicalismo.
La reforma, entre otras cosas, impulsó la idea que al cambiar la legislación, el rol de los sindicatos no sería necesario porque los trabajadores y trabajadoras podrían negociar individualmente sus derechos, algo completamente falaz.
Tenemos que demostrarles que, es en estos momentos donde la organización sindical es fundamental. Sobre todo cuando pasa a regir que lo negociado prevalece sobre lo legislado. ¿Cuándo puede salir ganando un trabajador que negocia individualmente con el patrón?
Vamos a tener que trabajar duro sobre esta idea instalada donde los sindicatos son obsoletos. Tenemos que dejar claro que las conquistas laborales en este país son el resultado de años de lucha obrera y sindical.
Ningún patrón regaló nada, lo que tenemos es fruto de la lucha de muchos años, de muchas vidas, de mucha militancia.
La negociación colectiva de condiciones de trabajo no se puede mantener de forma individual, los beneficios pautados por convenio colectivo tampoco. Todo esto está en riesgo si no logramos desterrar esa idea de la obsolescencia de los sindicatos.
Tenemos el enorme desafío de mantener todos los derechos contra la flexibilización laboral.
Vamos a tener que actuar como lo hicimos con la reforma de la seguridad social, cuando todas las centrales obreras del país nos movilizamos para frenar la aprobación de algo que a las leguas era perjudicial para los trabajadores y trabajadoras.
Necesitamos de esa capacidad de movilización de las bases para lograr frenar los atropellos que supone esta reforma laboral. Necesitamos a trabajadores conscientes de que solo colectivamente podremos resistir.
Para eso tenemos que fortalecer la organización sindical como herramienta para defender nuestros derechos amenazados, y también para promover mejores condiciones de vida para trabajadores y trabajadoras.
De a poco vamos logrando retomar esa conciencia de clase y la necesidad de organizarnos para informarnos, para empoderarnos.
-¿Los trabajadores y trabajadoras cómo responden antes esas propuestas?
-Hemos logrado importantes aportes a través de este trabajo de concientización. Muchos trabajadores y trabajadoras han autorizado de forma individual que se les descuente la cuota sindical, porque aquí en Serafina Correa nos conocen, saben de la lucha del sindicato y hay una línea directa con sus reclamos y expectativas.
En Serafina Correa, Gerardo Iglesias