en Brasil
En este audio, Uribe relata en una magnífica síntesis, por qué Brasil tardó 80 años en abolir una de las peores ignominias de la historia de occidente; su vinculación con la producción de las grandes plantaciones de cacao y café que todavía perdura y los grandes intereses políticos y económicos que la trascienden.
Sin condiciones para ejercer la libertad, los africanos esclavizados quedaron a la deriva y al margen de la sociedad. Sin educación y completamente excluidos fueron padeciendo a lo largo de la historia la discriminación y la explotación.
En el Brasil actual no hace falta ser afrodescendiente para ser víctima de trabajo esclavo, basta con ser pobre y si es analfabeto mejor.
Entre 1995 y 2012, más de 44.000 trabajadores fueron encontrados en condiciones de trabajo forzoso análogas a la esclavitud y rescatados por la Unidad de Inspección Móvil del Ministerio de Trabajo y Empleo (MTE).
Ante la vergonzosa realidad de estas cifras la Confederación Nacional de Trabajadores de la Agricultura (Contag) realiza desde hace años campañas de concientización e información para dirigentes sindicales.
En 2003, el gobierno brasileño puso en marcha el Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Esclavo.
OIT y CONTAG firmaron en noviembre de 2014 un acuerdo de cooperación en el marco del proyecto “Consolidando y diseminando esfuerzos para combatir el trabajo forzoso en Brasil y Perú”.
Una de las actividades que el convenio prevé es el desarrollo de talleres de capacitación dirigidos a aumentar el acceso a la información sobre el tema y a fomentar que las denuncias de trabajo esclavo sean realizadas a través de organizaciones formales.
No obstante los avances, trabajo, padecimiento y explotación en Brasil, son tres bestias que toman de la misma agua.