Un año de gobierno de Cartes
y el nacimiento de una esperanza
y el nacimiento de una esperanza
La unidad que queremos,
la unidad que necesitamos
la unidad que necesitamos
Foto: paioliva.blogspot
El 15 de agosto el presidente Horacio Cartes cumplió un año en el gobierno. Los doce meses transcurridos desde 2013 han sido suficientes como para decir que nunca como hoy se ha hecho tanto en tan poco tiempo en contra del pueblo y tanto en favor del 2 por ciento de privilegiados. Hay también signos de que a pesar de las adversidades están surgiendo esperanzas de cambio.
Desde agosto de 2013, la escasa clase media paraguaya ha acelerado su proceso de desmoronamiento y su sector más bajo ha entrado en la pobreza.
Los ya pobres, a su vez, han aumentado.
Ya es demasiado lo que el pueblo soporta y el escasísimo horizonte que se le presenta por delante para que la expresión “no hay derecho” vaya siendo sustituida por otra: “esto se tiene que acabar”.
Acabar, sí, pero ¿cómo?
La unidad en la diversidad
Afortunadamente hay razones para la esperanza. El propio 15 de agosto, en las concentraciones opositoras que tuvieron lugar en el centro de Asunción, se manifestó una primera expresión de un posible cambio.
La multitud colorida y diversa que se dio cita ese día llenaba el corazón de alegría.
Y en esa diversidad había también unidad: unidad de criterio para coincidir en las críticas a este gobierno, unidad de organización, unidad en las reivindicaciones, sin que eso supusiera que cada organización o grupo perdiera su identidad.
La lucha campesina, la defensa de los niños, del derecho al acceso a la tierra de los indígenas, la defensa de las mujeres, la aspiración a una universidad verdaderamente democrática: en la plaza todos compartían esos reclamos.
¡No es poco!