Para poder alimentar a nueve mil millones de personas en 2050
necesitamos urgentemente adoptar las técnicas agrícolas más
eficientes que hasta el momento. Los estudios científicos más recientes
demuestran en este sentido que, allí donde reina el hambre, especialmente en las
zonas más desfavorecidas, los métodos agroecológicos son mucho más eficaces
a la hora de estimular la producción alimentaria que los
fertilizantes químicos”.
(Olivier De Schutter, ex-relator de Naciones Unidas
sobre el derecho a la alimentación)
A fines de marzo, la Articulación para la Preservación de la Integridad de los Seres y de la Biodiversidad (APISBio), que reúne a múltiples organizaciones vinculadas a la preservación y defensa del ambiente -entre ellas la Rel UITA-, realizó un simposio sobre la relación entre el uso de agrotóxicos y la reciente mortandad de millones de abejas en el sur de Brasil. Germán González, secretario general de la Unión de Trabajadores Rurales y Agroindustriales del Sur del País (UTRASURPA) de Uruguay, participó del encuentro en representación de la Regional.
-¿Cuéntanos sobre la actividad?
-Cuando llegamos al municipio de Mata (470 km de Porto Alegre) ya pudimos sentir que había una gran sensibilidad sobre el tema que nos convocaba: el impacto del uso de agrotóxicos y su relación directa con la muerte de millones de abejas en el estado de Rio Grande do Sul.
Se notó el trabajo técnico calificado para abordar la situación en la apicultura y el camino jurídico que tomaron en base a un argumento legal vigente en la Constitución Federal de Brasil: preservar a las generaciones futuras.
De esta forma plasmaron una denuncia ante la fiscalía local.
Pero lo que más destacaría de este encuentro es el grado de involucramiento de la ciudadanía. Participaron más de 200 familias de productores familiares, además de académicos, profesionales, activistas de áreas vinculadas al ambiente y a los derechos humanos y sindicatos, allí estaba nuestra afiliada Fetag.
En total concurrieron cerca de 400 personas. Yo fui en representación de la Rel UITA, que es una de las organizaciones que conforman la ApisBio cuyos integrantes tienen una vasta experiencia en la promoción de un cambio urgente del modelo de producción agroalimentario que terminará con las abejas y la vida misma en este planeta.
-Mencionabas al principio que notaste una sensibilidad diferente en el lugar. ¿A qué te refieres?
-Mata es un municipio muy pequeño, con poco más de 5.000 habitantes y se logró una convocatoria impresionante.
Desde el vamos se contó con la participación de biólogos y otros científicos que realizaron el análisis de las muestras de las abejas muertas. Estos profesionales constataron la presencia de cinco tipos diferentes de agrotóxicos en las colmenas y en las abejas.
El nivel de los expositores, tanto de los docentes e investigadores de la Universidad de Pelotas como de los juristas que presentaron la demanda civil fue excelente.
El informe técnico que derivó de esta investigación fue presentado como prueba ante la fiscalía y llevó la firma de la UITA.
-¿Te sorprendió la participación activa de Jair Krischke y del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos?
-Sí, quizá porque en Uruguay se trabaja más compartimentado.
Jair tiene muy claro que la alimentación es un derecho humano y por lo tanto un derecho a ser defendido.
Por otra parte salí de ese encuentro asombrado de la importancia de las abejas para la supervivencia de la humanidad, algo que –confieso– desconocía.
Uno de los científicos que habló en el simposio afirmó que si desaparecen las abejas, la humanidad se extinguiría en menos de una década.
Además, quedó en evidencia que los promotores de monocultivos como la soja, que abundan en la región, no tienen ningún tipo de miramientos a la hora de aplicar agrotóxicos, tanto les da si llega a los montes nativos o a los centros poblados. Algo realmente criminal y que debe llamar la atención de la ciudadanía en general.
La alimentación y los derechos humanos
-¿Qué tiene que ver esta problemática con la defensa de los derechos humanos?
Jair Krischke, presidente del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Porto Alegre, asesor de la Rel UITA y uno de los artífices de la demanda civil contra el uso de agrotóxicos, responde:
-La alimentación, así como la vivienda o el agua, es un derecho humano básico. Todos y todas tenemos el derecho a saber si los alimentos que consumimos no están contaminados, ni hablar del derecho a existir de las futuras generaciones.
Si se acaba con las abejas, un 75 por ciento de la producción de alimentos dejará de existir porque ellas son responsables de la polinización que hace posible la reproducción vegetal.
Por lo tanto es fundamental que las organizaciones de derechos humanos se involucren en este tipo de problemáticas.
Los derechos humanos no refieren solo a las muertes o desapariciones forzadas, refieren también a derechos tan básicos y cotidianos como a una alimentación sana, sin contaminantes y sin venenos.