Reserva de biosfera, humedales únicos en el mundo, ecosistema sin parangón, un arrozal, otro arrozal, muchos arrozales, enclaves poblados, trabajadores sin sindicato, sitios arqueológicos ignorados, tierras grandes y extranjeras, productores ninguneados… Entre el cielo y el infierno, el conflicto de intereses termina favoreciendo a los poderosos. Por ahora. Porque ya hay quien se defiende.
El este del país paga tributo ambiental y sanitario a la producción de arroz, pero nadie lo sabe.