Ha muerto Pepe Mujica, y con él se apaga uno de los últimos testimonios vivientes de la coherencia ideológica. La figura del expresidente uruguayo era un recordatorio incómodo de los principios fundamentales.

Ha muerto Pepe Mujica, y con él se apaga uno de los últimos testimonios vivientes de la coherencia ideológica. La figura del expresidente uruguayo era un recordatorio incómodo de los principios fundamentales.
En las calles de neón de las ciudades estadounidenses, el aire está cargado de un olor pastoso, pútrido: huele a miedo.