Cuando no hay ética, no hay límites


Cuando no hay ética, no hay límites

El papa Francisco I acaba de sorprender a mucha gente por el contenido de su recién publicada encíclica “Laudato si” (en latín: “Alabado sea”). Quién puede dudar que su investidura sea la de un gigante del ámbito internacional. Su palabra influencia y provoca la reflexión de millones de seres humanos, especialmente en América Latina.

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