Desde cereales para desayuno a chocolates, pasando por golosinas y helados, los productos comercializados por Nestlé no reúnen las condiciones mínimas para ser considerados saludables “y nunca lo serán por mucho que se renueven”.
Así lo establece una comunicación elevada a comienzos de año a las autoridades de la compañía en Suiza a partir de un análisis de algo más de la mitad de los productos vendidos por la transnacional, filtrada el lunes 31 por el diario británico Financial Times.
No están comprendidos en la evaluación los cafés, los alimentos infantiles, la comida para animales y los productos de nutrición médica.
Sólo 37,5 por ciento de los artículos examinados reúnen una calificación de 3,5, el mínimo para ser considerados como saludables según un sistema de calificación australiano manejado por organizaciones de contralor de todo el mundo.
El pico de insalubridad lo alcanzan los productos de confitería y helados (99 por ciento) y las bebidas (96 por ciento), seguidos por las aguas (80 por ciento) y los lácteos (60 por ciento).
“Esto demuestra que los directivos de la empresa ya saben que producen productos malsanos. No es ya que no alcancen niveles de salud excelentes, sino que no son sanos”, dijo al diario español El País el nutricionista Juan Revenga.
“Llama la atención la mala nota de las bebidas y los productos de confitería y helados, que son por los que la marca es más conocida. Pero también sorprende que el 18 por ciento de las aguas tampoco sean saludables”.
En estos mismos días, en Brasil, un estudio del Instituto de Defensa del Consumidor (IDEC) señala que algunos de los productos estrella que Nestlé comercializa y promueve como saludables contienen residuos de diversos agrotóxicos, incluido el glifosato.
Entre ellos figuran galletitas y cereales de las marcas, Negresco y Bono.
En 2016, pruebas realizadas para la FDA (el organismo de control de alimentos y medicamentos de Estados Unidos) detectaron la presencia de altos niveles de glifosato en las Oreo, de Mondelez, los Corn Flakes de Kellog’s, las Lays de Pepsico y barras de cereales de varias marcas.
La novedad del documento filtrado por el Financial Times es que sus autores trabajan para una empresa del sector, y no cualquiera, ya que Nestlé es la primera compañía mundial en su rubro.
Pero las denuncias sobre la insalubridad de estos productos datan de hace ya bastante tiempo.
En 2013, la Fundación Británica del Corazón encargó un informe que demostró que la mayor parte de los fabricantes de comida dirigida a los niños, como Nestlé, Kellog’s y otras, difunden una imagen sana de artículos que saben que son malsanos, entre otras cosas por su alto contenido en azúcares.
“Se aprovechan de vacíos legales y difunden publicidad engañosa, sobre todo a través de Internet. Mientras el niño juega con su computadora le lanzan mensajes subliminales para que consuma comida basura que le provoca obesidad y otras enfermedades coronarias”, dijo por entonces el director de la Fundación, Peter Hollins.